ALFIL NEGRO

TRES DÍAS DE SILENCIO,

¿PARA QUÉ…?

 

Se supone, y sin el se supone, que  por ley, desde hoy, incluido el  día de la votación que es el domingo 7, no se puede  hacer declaración alguna de tipo proselitista o que tenga que ver con propaganda en favor de alguno de los señores candidatos o de alguno de los partidos que están en la pelea por las diputaciones federales, porque es el tiempo de la veda electoral más sagrada que nunca, de tal manera que es algo así como el “40 menos uno” de los judíos en cuanto a exageración del cumplimiento de la ley, y ¡ay de aquel! que violente este mandamiento, porque se puede hacer acreedor a que sirva de elemento de queja ante la autoridad electoral, para pedir nulidad de elección y castigo ejemplar contra el partido que así falte a la ley, faltaba más, ya ve usted que ni acostumbran acudir a la queja y a las denuncias los partidos contendientes, sobre todo los contrarios al PRI.

Es tiempo de silencio, de boca cerrada, de mudos políticos, en que nadie habla, y que todo se mueve al ritmo de las señas, para no cometer errores.

SILENCIO, PERO PARA QUÉ?

Dicen los que saben de este asunto, que para que los ciudadanos tengan tiempo para pensar su voto, para darse tiempo para que el día de la votación hagan una votación responsable y seria, de tal manera que lleven al Congreso de la Unión a los mejores candidatos, y de esa manera, México salga ganando.

Esa sería la razón de este silencio monacal, en que se supone que empezando por los institutos políticos y siguiendo por todos los ciudadanos, NADIE debe hacer uso de la palabra para intentar siquiera mencionar el tema de la política, so pena de que le caiga la guillotina de la denuncia.

Pero, ¿usted piensa de verdad que los ciudadanos necesitan silencio para elegir a su candidato?.

Esto supondría que tienen en mente a los aspirantes y que no saben por cuál decidirse, y que tienen un conflicto ante la fuerza de sus propuestas y que por lo mismo, necesitan de tiempo para decidirse.

Lo cual supondría que las campañas habrían sido un éxito porque los señores candidatos habrían logrado llegar hasta la entraña de la sociedad, con sus ideas y con su discurso que de tan completo, necesita de silencio para que los ciudadanos puedan elegir por cuál llegar al 7 de junio y finalmente votar, ante tanta excelencia de propuestas.

 

Esto sería lo ideal, y le daría sentido a los tres días en que se debe oír hasta el vuelo de una mosca.

Pero parece que la realidad es bien distinta.

 

Las campañas han sido medianonas, las propuestas han brillado por su ausencia y la mayoría de los candidatos han tenido ocurrencias más que discursos serios, y en gran parte se han dedicado a golpear al sistema, seguros de que eso les daba presencia de rebeldes y de líderes de oposición a un sistema que en este momento no goza de las simpatías del pueblo. Con esta posición, más de uno pensó que ganaba presencia con la ciudadanía y se olvidó que se trataba de ofrecerle al ciudadano caminos para solucionar las situaciones que se viven, pero por el camino que puede un diputado, que es el sendero de la ley, del marco legal que nos rige, porque ese es el campo de chamba de un legislador, no el de la obra pública como parece que la mayoría de los aspirantes entendió la posibilidad de ser diputado, por las promesas de obra que anduvieron haciendo, sin caminos reales para poder cumplir en caso de que ganen.

Sin embargo, ahora tres días de silencio.

Lo bueno de todo es que este silencio empieza por los candidatos, que ya no oiremos más, algunos nunca más por fortuna.

Tuvieron su oportunidad, sus minutos de reflectores y ya se acabaron.

Jueves, viernes y sábado, días de guardar.

De no hablar de partidos, ni de candidatos, ni hacer propaganda, porque la ley lo prohíbe.

Días para pensar.

Para reflexionar y así poder votar con seriedad.

Como serios fueron los candidatos.

¿Usted qué piensa?

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