Tula de Allende
• En esta decisión, se consideraron diversas situaciones (ubicación, faltas al orden, fallecimiento de una persona)
Es preciso mencionar que el bar “Nirvana” y más giros de ese tipo, durante la administración del ex alcalde Jaime Allende González, fueron abiertos a diestra y siniestra, no sólo en el centro de Tula, sino en todo el municipio, interrumpiendo con ello la tranquilidad de las comunidades y colonias
Mediante resolución en el procedimiento administrativo, emitida por el Área Jurídica del Gobierno Municipal, se determinó la clausura definitiva del bar denominado “Nirvana”, localizado en pleno Jardín Constitución y donde, en el 2016, una persona perdió la vida al caer de un segundo piso, así también se le impuso el pago de una multa.
A decir, en su momento, por el entonces director de Reglamentos y Espectáculos (al inicio del actual gobierno local), Luis Santillán, quien cedió la estafeta a Manuel Martínez Luján, el número de licencias de los llamados giros rojos en la administración allendista se habían triplicado.
Dijo también que existía un considerable número de licencias de funcionamiento que fueron expedidas en los últimos días de la administración y que no se encontraba el respaldo de las mismas y que la irregularidad se detectó durante el proceso de renovación de las mismas, por lo que al no encontrarse un respaldo de pago -por la expedición- se enviaron a la Contraloría para su investigación. A la fecha continúa el proceso administrativo.
En el caso del bar Nirvana, el área jurídica recordó que en primera instancia se resolvió la clausura temporal, misma que se llevó a cabo el pasado 27 de febrero de 2018, pues ya contaba el sitio con quejas de alteración del orden público. Pero, derivado del fallecimiento de una persona en la pasada administración municipal, en 2016, se procedió a la clausura definitiva.
Se dijo que el titular del local se conformó en la comparecencia efectuada el pasado 2 de abril de 2018, con la resolución, e hizo el pago respectivo de la multa, cantidad que no se precisó. Por lo que así quedó debidamente notificado y totalmente concluido el asunto.
Se hizo hincapié en que se determinó la reubicación del establecimiento a un sitio donde se reunieran los requerimientos necesarios para su funcionamiento, atendiendo a su derecho a ejercer el comercio, conforme dicta el artículo 5 constitucional.
Pero, hasta en tanto esto no ocurra, esta autoridad administrativa, resuelve reservarse el derecho de la renovación de la vigencia de los derechos que ampara la licencia de funcionamiento expedida por Reglamentos y Espectáculos el 19 de enero de 2016.
Ello, porque el local “Nirvana”, situado en el Jardín Constitución, no reunía los requisitos y medidas de protección de seguridad que salvaguarden la integridad física y la vida del personal que labora en la negociación, así como de los consumidores asistentes, así como de los bienes y servicios que ofrece dicho establecimiento comercial.
Además de que el inmueble que ocupa el establecimiento comercial materia de la verificación, no cuenta con la distancia mínima requerida que permita su funcionamiento, con respecto al centro de reunión pública, convivencia y bienestar social como lo es la Plaza de la Constitución, o con centros educativos que dicta el reglamento para el primer cuadro de la ciudad.
Para los vecinos y ciudadanos que continuamente acuden al centro de la ciudad, la medida impuesta por el gobierno municipal de clausurar definitivamente el bar fue la mejor decisión y las más sensata, pero que en el tema de los giros rojos hace falta mucho por hacer, ya que se deben de cerrar muchos más establecimientos que, en la misma zona y en varias partes del municipio, operan de manera irregular y que no cumplen con la normas de seguridad.