PEDAZOS DE VIDA

Viacrucis en la ciudad

 

Camino al Calvario

Antes los niños lloraban, las señoras lloraban, y al caminar junto al Jesús, sentían la culpa de todos los pecados que le habían puesto en la cruz al actor que vestido del Hijo de Dios recibía los latigazos de los soldados romanos. Pero hoy no es así, las luchas de la televisión, las peleas callejeras que se dan afuera de las escuelas y otros programas o series en internet han hecho que la ola de violencia que conlleva el Viacrucis sea un espectáculo más, una representación que se hace en la calle, mientras alrededor hay un montón de puestos que hacen parecer un tianguis, el camino hacia el calvario.

 

Ciclo

El algodonero deja escapar un poco de algodón de azúcar de su máquina, dulce que con el viento se extiende y se convierte a momentos en una serpiente dulce y de color. Las personas que están cerca extienden los brazos abre y cierran las manos para ver si logran capturar un poco de algodón, pero este se escapa y se queda atorados en el cableado.

 

Minutos después algo sucede, el algodón vuelve a salir de la máquina, y el algodonero no puede detenerlo. Se le escapa pedazo tras pedazo. La gente, sobre todo, los niños intentan tener un poco de este, mientras tanto a unos pasos de donde se encuentra el puesto, un hombre que en tiempo atrás sacó a latigazos del templo a los mercaderes, hoy es golpeado por soldados, mientras pasa entre comerciantes.

 

Vigilia

Que no se deben comer carnes rojas, que se debe respetar la tradición, que no debe haber música en la casa, ni se debe hacer quehacer, es más ni siquiera hacer de comer, por eso días antes la gente se preparaba para el Viernes Santo. Hoy la música suena a metros de distancia de dónde se lleva el Viacrucis, y con el pretexto de ir a ver la  representación de la pasión y muerte del hijo de Dios, muchas familias llegan a comer como si fuera día de plaza, y comen barbacoa, carnitas, cueritos preparados, y quesadillas de chicharrón.

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