Así como existen cosas que pocas personas conocen, como la leyenda de que existe un fantasma de un niño que corre entre las butacas del Auditorio Nacional portando una sudadera roja o el órgano monumental que se encuentra dentro y que es considerado el instrumento musical más grande de México y uno de los más grandes del mundo, también existen cosas como las peticiones extrañas que cada artista ha hecho en su momento.
“Ha habido artistas que solicitaron por ejemplo quitar las puertas de su camerino y cambiarlas por cortinas blancas. Todo teatro en México tiene un altar, pero muchos artistas tienen una gran preferencia por la Virgen, le traen flores, le ofrecen el show, le agradecen pero también un artista internacional, al contrario, pidió que el altar estuviera tapado antes y durante su show. Hay ese tipo de peticiones pero finalmente el artista es el dueño del espacio y el Auditorio es una extensión de su casa”, acotó Francisco Serrano, director de Operaciones del Auditorio Nacional.
Y Teresa Hurtado, coordinadora de Prensa, Relaciones Públicas, recordó: “Hay quien no quiere una flor, más allá por una alergia”.
El Auditorio Nacional, desde que abrieron sus puertas en 1952 y hasta la fecha, sigue siendo el favorito de artistas y público en general, y aunque existan nuevos escenarios en la capital, su compromiso siempre será dejar huella en los corazones de quienes acepten atravesar sus puertas.
“La gente lo reconoce y es al mismo tiempo el símbolo inequívoco de la conquista de la cumbre de un artista, más allá que puedan tener mayor capacidad otros recintos como el Palacio de los Deportes, la Arena Ciudad de México o el Foro Sol, llegar al Auditorio Nacional es el anhelo más grande de todos los artistas y asistir a un evento dentro hace una diferenciación”, finalizó Serrano.