Un joven futbolista de la cuarta división de Independiente marcaba a los menores entre los jugadores alojados en la pensión del club y les ofrecía dinero. Convencidas las víctimas, cuatro adultos se encargaban de trasladarlos a un piso en Buenos Aires. Allí los esperaba el “cliente”, algún hombre mayor que pagaba por tener sexo con adolescentes.
La red fue descubierta por un coordinador de las inferiores del club, que escuchó los detalles de un jugador que se quebró y le contó que un compañero de la pensión, tres años mayor, le ofrecía dinero a cambio de prostituirse.
La fiscalía ya tomó declaración a las víctimas, detuvo a cuatro personas y está tras los pasos de un árbitro sospechoso de ser el organizador. Los investigadores intuyen que el caso de Independiente es sólo la punta del iceberg de una red de captación mucho más grande, diseminada en las inferiores de clubes de la primera división del fútbol argentino.
La denuncia surgió de los testimonios de las víctimas. El primero en escucharlos fue Fernando Berón, a cargo de todos los equipos de las inferiores de Independiente, uno de los “grandes” del fútbol argentino.