Guerra del acero del presidente Trump en marcha

Ahora es oficial, el presidente Donald Trump ha iniciado oficialmente una guerra comercial en torno al acero y el aluminio, tal como lo había anunciado

Nadie se tomó en serio al presidente Donald Trump durante su campaña presidencial, fue descalificado y desde México, más de un funcionario habló despectivamente de él, sin imaginar que sería el presidente de los Estados Unidos y que está dispuesto a concretar sus promesas de campaña, cueste lo que cueste. Ahora es oficial, el presidente Donald Trump ha iniciado oficialmente una guerra comercial en torno al acero y el aluminio, tal como lo había anunciado, el texto plantea que su política sobre la importación de acero tendrá efecto dentro de los quince días próximos e impondrá un impuesto del 25% sobre todas las importaciones de acero y 10% sobre las de aluminio.
Con 29.6 millones de toneladas de acero importadas en 2017, los Estados Unidos son los mayores importadores del planeta. No sólo México y Canadá están en la lista de países cuyas exportaciones de acero estarían penalizadas, sí es que los resultados de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no llegan a buen fin, sino el conjunto de los socios estadounidenses.
El presidente Donald Trump ha tenido cuidado de eximir por ahora de los impuestos a dos de sus mayores proveedores de acero y aluminio: Canadá y México. Sin embargo, es ya una amenaza que está sobre las espaldas de los negociadores del TLCAN, lo que deberán ceder ante las presiones de los Estados Unidos en las discusiones, si es que no quieren ver penalizadas sus exportaciones de acero.
Canadá exporta unas 4.3 millones de toneladas métricas y es el primer exportador de acero a los Estados Unidos, las cuales representan el 16% del total de las importaciones estadounidenses; luego, México cubre el 9% de ese total, según el Departamento de Comercio de Estados Unidos. De aquí que, si sus socios dentro del TLCAN no fueran capaces de llevar a buen término la renegociación del TLCAN, sus exportaciones de acero y aluminio se verían afectadas por este impuesto.
Pero países como Brasil o Corea del Sur no están en la mesa de negociaciones y sus exportaciones se verán afectadas con consecuencias sobre el comercio internacional. Sólo Brasil exporta el 34% de su acero a los Estados Unidos, mientras que Alemania es el noveno exportador de acero y cubre el 4% del total de las importaciones. China ha protestado por esas medidas proteccionistas de los Estados Unidos. Pekín es el mayor productor de acero del mundo, pero es sólo la undécima fuente de acero para los Estados Unidos, su producción es vendida a sus vecinos.
México y Canadá ahora tienen una pistola en la sienes, la de la amenaza del presidente Trump de concluir con la renegociación del TLCAN de manera favorable para los intereses de los Estados Unidos. En el caso de Canadá, a medida que Estados Unidos intenta presionar sobre las negociaciones del TLCAN, como ahora lo hace, la Ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, reitera que Canadá no será intimidado por los estadounidenses, algo similar y con más timidez se dice en los Pinos en México.
La séptima ronda de negociaciones del TLCAN ha avanzado poco hacia un acuerdo y nadie puede afirmar que el Tratado sobrevivirá al gobierno del presidente Trump. Por ahora el presidente Trump ha dicho que Canadá y México están exentos de los nuevos aranceles que impondrá Estados Unidos sobre las importaciones de acero y aluminio, pero la amenaza de los aranceles está latente, es un medio para presionar a Canadá y México a ratificar rápidamente el TLCAN tal como los estadounidenses lo desean y dejar de un lado sus posiciones.
En Canadá la Ministra de Relaciones Exteriores ha dicho que es absurdo ver el acero canadiense como una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos, como lo ha dicho el presidente Trump. Y que Canadá no acepta ninguna forma de presión; mientras que en México, el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, aseguró que no había un vínculo entre los aranceles del acero y las conversaciones del TLCAN, a lo que Chrystia Freeland apoyó diciendo que el decreto presidencial de Trump, que impone aranceles al acero y aluminio, tampoco se relaciona con el TLCAN.
Sin embargo, el presidente Donald Trump mencionó específicamente el TLCAN en una conferencia de prensa el 8 de marzo pasado, diciendo que: “Estamos negociando el TLCAN en este momento y vamos a suspender los aranceles para estos dos países para ver si podemos llegar a un acuerdo sobre el TLCAN o no”, precisó, pues según él, la seguridad nacional es un elemento importante de la negociación y si se llega a un acuerdo, el acero será parte del Acuerdo.
Todo pareciera indicar que el presidente Trump está alineado sus fuerzas para poner contra la espada y la pared a México y Canadá, concretar sus promesas de campaña y relegirse un nuevo mandato. No es el interés general de los Estados Unidos lo que le interesa al presidente Trump, sino mantenerse en el poder y ejercer su visión del mundo, lo cual ha puesto de cabeza al gobierno mexicano, acostumbrado a vivir bajo la tutela de los Estados Unidos y hoy desamparado a su suerte, tratando de hacer cosas para agradar al presidente Trump.

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