Un Infierno Bonito

LE DIJO QUE LO IBA A MATAR
Un borracho le hablo por teléfono a su ex amigo, lo saludó con una mentada de madre, antes de que le colgara, dijo que ya le había caigo gordo y se lo iba a echar al plato junto con su familia, no iba a dejar a ni uno vivo. Y le colgó.

No le dio tiempo de decirle ni una palabra más, se quedó un poco preocupado, pero pensó que estaba loco, y ya no hizo caso de la amenaza; al pasar el tiempo, escuchó el ruido de una motocicleta, se asomó y era el que le habló, y le disparó con su pistola, y por poquito cumple lo que dijo.
Después, con el escándalo, llegó la policía y se lo llevaron al bote, porque era en serio lo que le dijo. Llegó después y le disparó pero no le atinó a ninguno. Estas fueron sus palabras:
“Quihubole, jijo de los diablos, ya me tienes hasta la coronilla, en un ratón voy a ir a tu casa y le voy dar en toda tu madre a toda tu familia, pero tú serás el primero”.
Le contó a la policía que así lo hizo, llegó a su casa y aventó una lluvia de balas para que les tocara a los que estaban ahí; los encerró y eso fue que el borracho no le atinó a ninguno.
Los vecinos al escuchar el tiroteo, reportaron a la policía, y llegaron los de la municipal, y les preguntaron qué Pez, y les dijo un señor que estaba muy espantado, que lo habían amenazado por teléfono, de echárselo al plato con su familia, y así fue que llegó el francotirador.
Los violentos hechos que les cuento, sucedieron en la colonia 11 de Julio, en la calle Sección Minera 200, a plena luz del día. Los uniformados hablaron con la que iba a ser la víctima y temblando como gelatina, les dijo todo lo que había pasado.
Que no pasó mucho tiempo de que colgó su bocina, llegó el que lo amenazó, se escondió en un lugar donde está una bomba de agua y cuando salió si no se agacha, le pasa lo que al perico. Gracias a Dios que no salió herido. Después de que le disparó, se hecho pecho a tierra y se fue arrastrando hasta llegar donde estaban los edificios; las balas le pasaron rozando las orejas y una le rozó una pata, que se le hizo una bola.
El que disparó, por lo borracho que andaba, pensó que había terminado con toda la familia, dijo en voz alta: “Misión cumplida”. Se subió a su motocicleta y se fue a todo lo que daba, pero unos metros más adelante derrapó por lo que andaba briago, le agarró la mano el chango y se cayó al suelo.
Unos testigos dieron información a los gendarmes y fueron a buscarlo hasta que lo encontraron, estaba tratando de arreglar su motocicleta, todo raspado. Los uniformados le dijeron que no se moviera de su lugar porque se lo quebraban.
Lo esculcaron, jalando la pistola que tenía escondida entre las piernas, era calibre .38 especial, con 5 cartuchos quemados y otro sin usar. También le encontraron una bolsa de polvo blanco, con características de cocaína, se lo llevaron y lo pusieron ante el ministerio público, su motocicleta se fue al corralón y le entregaron al jefe de los agentes investigadores la pistola.
Lo siguieron investigando porque sabían que era un tipo de cuidado. Regresaron al lugar y encontraron 14 cartuchos útiles, una gorra de gachupín, un juego de llaves y una pulsera. Ya no lo interrogaron, lo pasaron a uno de los separos para que durmiera la mona, porque iba hasta las chanclas, lo sacaron y lo pasaron a proceso.

NO PASARON EL ALCOHOLÍMETRO
Esto sí que estuvo chistoso: robaron, festejaron y por la tarde noche, los agarraron; esta es la historia de tres sujetos que nacieron con mala estrella, cometieron un robo en una ferretería donde lograron un botín que asciende a más de 60 mil pesos.
Uno se despidió  y dos hermanos se pusieron a festejar, se despacharon con la cuchara grande, porque esta vez estaban pesudos, se les hicieron cortas las horas, como empezaron a chupar desde temprano, cuando se dieron cuenta, ya estaba oscuro, eran las 7 y media media noche.
Se les olvidó preguntar a dónde estaban los del alcoholímetro, y cuando pasaron ahí se los empinaron diciendoles que no habían pasado, que los reprobaron y que les iba a salir cara la multa porque al ponerle el aparato lo descompusieron.
Mientras tanto los reportes policíacos indican que alrededor de la una y media de la tarde del viernes, el 911 recibió un reporte por un robo en la ferretería con el nombre de “La grifa II” que se encuentra en la avenida Coyac de la colonia La Loma.
La agraviada que estaba que se la llevaba el tren, de 30 años de edad, llamada Mirella, les dijo a los policías que tres sujetos al verla sola, entraron al negocio y uno de ellos llevaba una pistola; se llevaron joyería, teléfonos celulares y 60 mil pesos en efectivo y se fueron en una camioneta Pick up color café y dieron los números de placas.
Desde ese momento se implantó un operativo para dar con los ladrones, pero esta vez la suerte estaba con los policías, porque más tarde el operativo del alcoholímetro implantado en una arteria de Pachuca la ciudad de los parquímetros, los baches y basura, dijeron que llegó una camioneta con las mismas características y viajaban unos borrachos.
El reporte corrió como reguero de pólvora y llegaron a buscarlos a donde estaban detenidos y confirmaron que esos eran los ladrones de la ferretería, avisaron a la dueña y ella fue a indentificarlos.
Al tercer implicado no lo han podido agarrar porque no iba con ellos, pero la policía le anda pisando los talones y de un momento a otro caerá, los otros dos borrachos fueron sacados del Torito y llevados al área de retención del ministerio público. Mientras que la víctima fue ante las autoridades competentes para levantar el acta correspondiente. Dijeron los del alcoholímetro que habían matado dos pájaros de un tiro.

LO DEJARON MOCHITO
Le arrancaron las dos piernas y se murió. Horrible fue su fin de un hombre encontrado al ser arrollado por un automóvil que le arrancó las dos piernas, por lo que enseguida se murió.
Fue antes de las 6 de la mañana del sábado cuando los paramédicos de Protección Civil del Mineral de la Reforma se movilizaron para atender lo que ocurrió en la carretera Pachuca- Ciudad Sahagún, a la altura del trébol la Paz.
Un accidente aterrador que al contárselo se me pone la carne de gallina: un hombre estaba tirado bocabajo, con las piernas mutiladas, regadas en el asfalto, una por allá y la otra por acá, y el tronco a la mitad de la carretera.
Según testigos el ahora extinto quien fue identificado como José Luis, se encontraba abanderando maniobras de una grúa con razón social “Arrastre nacional” cuando fue investido por un vehículo particular.
El responsable siguió su marcha en dirección al Chacón, según los testigos que no dieron más detalles, debido a que la carretera estaba oscura. Los policías municipales y estatales acordonaron la zona en espera del arribo de personal forense de la Procuraduría de Justicia en el Estado, ordenaron el traslado del cadáver y las extremidades al Servicio Médico Forense.
En tanto se implantó un operativo policíaco para dar con el responsable el cual resultó nulo, y el ministerio público abrió la carpeta de investigación para resolver los hechos legalmente, informaron las autoridades.

SE LLEVÓ EL SUSTO DE SU VIDA
De momento, al acelerar, se prendió su caballo de acero, pensó que se lo había llevado el diablo. Fue un cortocircuito, fue para que el fuego acabara en un dos por tres su motocicleta, bajo la mirada del motociclista que temblaba de pies a cabeza.
Los hechos sucedieron sobre el Boulevard La Morena, en Tulancingo, Hidalgo a la altura de la carretera que va a la Universidad Politécnica. Tomás, de 17 años de edad, con domicilio en Santiago Caltengo se llevó el susto de su vida, que le ganó en los calzones.
Llegaron los policías y los cuerpos de auxilio que atendieron la emergencia, dijeron que circulaba en forma normal en su moto modelo 2007, color rojo. Añadiendo que tenía unos cables pelados, por sorpresa y la velocidad, se juntaron e hicieron un cortocircuito, y apenas le dio tiempo de aventarse al suelo porque las llamas iniciaron; aunque trataron de sofocarla unos testigos, agarraron fuerza y se convirtió en una llamarada, que la moto quedó calcinada.
Hubo mucho terror del dueño, de que las llantas explotaran, pero no fue así. Los bomberos llegaron a sofocar la lumbre y cuando la situación volvió a la normalidad, mientras que los agentes de tránsito y viavilidad municipal se llevaron lo que quedó del incendio de la moto al corralón.
El incendio de la motocicleta causó gran pánico entre los habitantes de ese popular sector, al muchacho le ofrecieron un pedazo de bolillo para el susto, y le dijeron que no fuera a tomar agua porque quedaría panzón.

LOS VECINOS AUXILIARON AL TAXISTA
Al que lo asaltó lo amarraron en un poste, le dieron una madriza, a ver si así se le quita lo ladrón, y está muy bien lo que hicieron y sea un ejemplo, aunque se lo hubieran echado al plato de una vez.
Así quedó el asaltante, golpeado, desmadrado, amarrado para que lo vieran todos los de la colonia y los demás rateros, porque la policía que tenemos se la pasa cuidando niños afuera de las escuelas, otros andan a las vivas levantando infracciones y la mayoría se la pasa durmiendo.
Un asaltante que no hizo caso a los letreros que ponen los vecinos: “Ladrón, si te caemos robando te vamos a dar en la madre”.
Se le hizo fácil asaltar a un taxista, quien fue auxiliado por lo vecinos del poblado de Santiago Tlapacoya. Al sentir la dura, el trabajador del volante pidió ayuda a gritos, luego dijo que el asaltante le hizo la parada, que lo llevara al centro, pero le puso un cuchillo en el pescuezo.
Pidiéndole que le entregara todo el dinero que llevaba o de los contrario lo iba a mandar al infierno. Algunas personas de de chiripada pasaban por ahí y se dieron cuenta de lo que pasaba, corrió la noticia como reguero de pólvora y se había juntado la chusma para desmadrarlo.
Al ver que estaba rodeado y no se podía escapar, se bajó rápido del coche y cuando se iba a pelar lo pepenaron de las greñas, dándole un fuerte madrazo en la quijada, que rodó por el suelo, al verlo que estaba tirado le echaron montón, que el ladrón ya no sentía lo duro sino lo tupido.
Lo levantaron y lo amarraron en un poste, con la idea de colgarlo para evitar que escapara porque se meneaba de un lado a otro como si tuviera chincual. Algunos de los habitantes le aventaban piedras como tirándole al negro. vecinos piadosos, al ver que chillaba como niño chiquito, pidiendo perdón, jurando, besando la cruz, que ya no lo volvería a hacer, llamaron a la policía.
Llegaron muy salsas, como si ellos lo hubieran agarrado, y dijeron que lo iban a subir a la patrulla y llevárselo. Pero le dijeron que ni madres, que lo iban a matar.
Dijo el acusado que lo perdonaran, pero cada que hablaba le daban en el hocico. Le preguntaron cómo se llamaba y dijo que C.A.C.O. de 32 años de edad, y que vive en esa población. Le dijeron los vecinos que vivía, porque desde hoy lo iban a expulsar; el taxista lo perdonó, pero de todos modos se lo llevaron al ministerio público donde iniciaron la carpeta de investigación.

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