RETRATOS HABLADOS

    •    Una historia de poder


La semana que hoy termina será recordada en mucho tiempo como una de las más caóticas que la historia inmediata de Hidalgo haya registrado, pero también el momento exacto de quiebre y arranque de su proceso de extinción de uno de los grupos políticos más poderosos de la entidad, el denominado Universidad.
    Considerado a lo largo de toda su historia como un aliado natural del partido en el poder, conformado bajo la guía de uno de los ex gobernadores con más ascendencia en prácticamente todos los que le siguieron en el cargo, nos referimos a don Jorge Rojo Lugo, el grupo que empezó sus acciones con el ejercicio del poder por la fuerza, pulió su actuar y desembocó en ser uno de los que tuvo hasta el pasado sexenio una influencia abierta en la geografía política hidalguense.
    Gerardo Sosa Castelán fue para Rojo Lugo uno de sus pupilos consentidos, por tener una facilidad natural para hacer política, y en ese sentido buscar lo que todos los que se dedican a esa tarea buscan: el poder. Incluso es posible afirmar que lo acercó al entonces gobernador, Jesús Murillo Karam, con quien mantuvo una relación no sólo cordial sino de colaboración que permitió el despegue de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, luego de pasar décadas y décadas en una situación patética de institución pueblerina.
    Resultaba imposible en ese tiempo, negar la mutua confianza que se tenían, y la admiración del entonces rector al Jefe del Poder Ejecutivo.
    En ese marco de respeto, en que uno reconocía al otro como maestro, la UAEH logró posicionarse como una de las instituciones de educación superior del país con más crecimiento en infraestructura, así como en calidad de la educación. Mal haríamos en negar lo alcanzado.
    Sin embargo, al momento en que se empezó a definir la sucesión del gobernador Murillo Karam empezaron a gestarse los primeros desencuentros.
    Seguro de que podía expandir sus dominios a otros horizontes, Sosa Castelán decidió salir de los límites territoriales que marcan los campus universitarios para probar en el Congreso federal, en la dirigencia de su entonces partido, el PRI, pero ya con la idea de construir una estructura propia, “para lo que pudiera pasar en el futuro”.
    Del dominio popular es el rompimiento con el realmontense, cuando supuestamente no le cumplió con darle la candidatura a Senador de la República, lo que cambió radicalmente el actuar del hoy Presidente del Patronato Universitario, y lo regresó a sus tiempos de grupos de poder cerrados, en que sacaba de la carrera  a la rectoría a quienes consideraba un peligro, por mostrar una capacidad intelectual y académica superior a quien debía palomearlo.
    Y así las cosas uno a uno fueron echados de la UAEH.
    El paso había sido dado a una especie de dictadura en nuestra máxima casa de estudios, en la que absolutamente nada se hacía sin que la Encarnación del Poder diera el sí de aprobación.
    Así pasaron 36 años. Del más joven rector que haya tenido la Máxima Casa de Estudios del Estado, llegamos a un hombre maduro que empieza a observarse como un caudillo de la educación, que puede ordenar el uso del estudiantado y profesores para hacer realidad el objetivo de todo aquel que ha paladeado el gusto del poder: llevarlo al siguiente nivel, es decir a todo el territorio hidalguense.
    La huelga que padecen los jóvenes universitarios, que pasados los primeros tres días sin clases se descubren preocupados por su futuro, empieza a resultar una apuesta que de tan arriesgada hace ver un desenlace complicado para el grupo político que decidió realizarla.
    Intentar arrinconar a un gobernador como Omar Fayad Meneses, se empieza a calificar de error dramático, todavía más cuando la opinión de los universitarios (alumnos, maestros, investigadores y trabajadores) no es la que piensa el líder que se cree amado, porque una cosa es el dirigente querido y admirado, y otra el que es temido.
    Cierra la semana como empezó, aunque ya empieza a observarse en el horizonte una posible solución.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    La huelga que padecen los jóvenes universitarios, que pasados los primeros tres días sin clases se descubren preocupados por su futuro, empieza a resultar una apuesta que de tan arriesgada hace ver un desenlace complicado para el grupo político que decidió realizarla.

    

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