Buenos contra malos…

PIDO LA PALABRA
Tradicional lucha gastada por la repetición de conceptos anquilosados por el hastío, y quizá por ello usada como estrategia para llegar al olvido

El rencor se está trasladando a otros niveles, los gritos y sombrerazos están teniendo una paulatina desviación hacia factores de olvido, la clásica lucha entre los buenos contra los malos; sin definir ambos bandos cuál de los dos es el bueno y cuál el malo, pues para cada cual la parte negativa no está en casa, sino en la de enfrente.

Tradicional lucha gastada por la repetición de conceptos anquilosados por el hastío, y quizá por ello usada como estrategia para llegar al olvido, pues la historia nos ha enseñado que la gente se cansa de oír siempre la misma novela llena de redentores y de tiranos, en donde ninguno reconoce ser el tirano y todos se ponen el disfraz de buenos.

El caos de la contradicción manipulada nos está aplastando y muchos idiotas útiles, como los llamó Lenin, cooperan en su consecución, dando a la contraparte el alimento y fundamento necesario para su embestida mediática.

Para unos, los malos son los eternos inconformes que por cualquier cosa se manifiestan, y que ya no se satisfacen con protestar, pues ahora también buscan el causar daño material.

Para el otro bando, los malos son los explotadores que pagan salarios de hambre aún y con ese principio rector de la relación laboral, llamado pésimamente “trabajo decente”.

En la lucha político-electoral no habrá ganadores efectivos en alguno de esos bandos visibles, pues es claro que la estrategia es destruir a los oponentes sacándole sus respectivos trapitos al sol, y hoy más que nunca nos damos cuenta que todos tienen muchos trapos para asolear.

Y mientras tanto, ¿Qué hace la política legitimada?, poco, bien poco; solo aventarse la papa caliente, nadie se quiere quedar con ella; para justificarse, formarán sus “comisiones de la verdad” y cuyo objetivo es nunca alcanzar dicha verdad, o en el peor de los casos, maquillarla con justificaciones increíbles, para que al final se culmine con la conclusión de que estamos en presencia de casos que no corresponden a nuestro tiempo y con ello nos purificamos.

Polarización, ricos contra pobres, patrones contra asalariados, buenos contra malos…, no sirve de nada cuando con ello se acaba lo que nunca empezó: intentar llegar al fondo del asunto corrupto; pues en el año electoral, el boomerang de la corrupción solo servirá para tirarle al de la casa de enfrente.

¿Y qué sigue haciendo la política legitimada?, regular aquí, regular allá, regular, solo regular en lugar de remover esquemas contradictorios.

No se trata de legislar solo por motivación ocasional, ¡se trata de resolver problemas sociales!, pues de otra forma, la gente se seguirá manifestando y la lucha de los contrarios seguirá dando mucho de qué hablar, y como todos nos creemos buenos y ninguno nos asumimos malos, el hilo algún día se terminará por reventar.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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