China agiganta su huella comercial en América del Norte

    •    Pekín mira de reojo la evolución de la renegociación del TLC: ya es el primer socio comercial de EU y el segundo de México y Canadá


A golpe de exportaciones, Pekín ya es hoy, por mucho, el primer socio comercial de EU. Con estas cifras en la mano no es de extrañar que el Gobierno de Xi Jinping, ansioso por reemplazar con su influencia los espacios que deja EU, mire de reojo lo que ocurre en la renegociación del mayor acuerdo comercial del planeta: aunque de forma indirecta, sus intereses también en están en juego
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), la mesa sobre la que se asientan los intercambios en la región más próspera del mundo, descansa sobre cuatro patas. Tres son obvias: EU, México y Canadá, los países que firmaron el mayor acuerdo de abolición de aranceles del planeta hace casi un cuarto de siglo. La cuarta es mucho menos evidente —ni siquiera pertenece geográficamente a Norteamérica y, por supuesto, no es miembro del tratado—, pero su peso en la economía de los tres Estados miembros no ha dejado de crecer en los últimos años: China.
Pekín ha roto esquemas. No ha necesitado un tratado comercial para convertirse, por la vía de los hechos, en el cuarto pilar del TLC, tanto en productos acabados como en bienes intermedios, hasta el punto de haberse convertido en pieza esencial e indispensable en buena parte de las cadenas de producción norteamericanas.
Desde 1994 las exportaciones chinas a México se han multiplicado por 150 —de 499 millones de dólares en 1994 a más de 74.000 millones en 2017—, sus ventas a EU se han multiplicado por 14 en el periodo —de menos de 9.300 millones a más de 130.000— y a Canadá, tres cuartas partes de lo mismo. Aunque las importaciones chinas de productos norteamericanos también ha seguido un ritmo claramente alcista, en términos absolutos el superávit comercial chino con la región no ha dejado de crecer.
China agiganta su huella comercial en América del Norte sin necesidad de acuerdos comerciales. Las exportaciones latinoamericanas a China se disparan un 30% en 2017.
El empujón final a la entrada de productos del gigante asiático en la región llegó en 2001. La entrada de China en la Organización OMC, que México solo aceptó a regañadientes cuando ya no le quedaba otra, fue su particular acuerdo comercial con medio mundo. Los aranceles cayeron y, en paralelo, sus posibilidades de exportar al resto del mundo se multiplicaron.

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