RETRATOS HABLADOS

* Una renuncia largamente anunciada

La renuncia de Gerardo Sosa Castelán al Revolucionario Institucional, resulta ser un simple requisito que seguramente le exigió otro partido político para nominarlo a un cargo de elección popular. No es que de pronto se haya despertado y su vocación franciscana le haya llevado a descubrir, que de seguir como priísta no podría hacer realidad su sueño de hacer el bien sin mirar a quién.
    Sin embargo pareciera que en su obsesión por llegar a ser Senador de la República, y luego de acuerdo a su Plan de 20 y tantos años, candidato a gobernador, olvidó un elemento esencial: el comodato que tiene de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, termina de manera inmediata cuando su arribo a la contienda política es abierto y a título personal.
    Soportado, si se quiere hasta solapado durante casi 30 años para manejar al estilo del Imperio Tuzo la máxima casa de estudios de la entidad, a cambio de evitar un proceso que la convirtiera en una Normal de El Mexhe, pero a escalas mayúsculas, Sosa Castelán supo jugar con eso de hacer el papel de “mal necesario”, hasta que se descubrió con 63 años de edad y la certeza de que el territorio de su reino ya no es suficiente para sus obsesiones.
    Durante los últimos los últimos años ya había dado muestras evidentes de que había decidido romper con el pacto de no hacer uso político del alumnado, maestros, investigadores y trabajadores de la UAEH. El acarreo que con frecuencia hizo de estudiantes desde que fue candidato a legislador federal por el tricolor, digamos que fue un primer pecado que le fue perdonado.
    Sin embargo luego de que clamó a los cuatro vientos que el ex gobernador, Jesús Murillo Karam, no le cumplió la promesa de hacerlo Senador, como si entre políticos es posible eso, es decir que sean engañados, Sosa Castelán cambió radicalmente su actitud y sobre todo su opinión respecto a compromisos.
    Ha usado a su antojo a la comunidad universitaria para cada una de sus aventuras políticas, y la férrea oposición a que un Órgano de Fiscalización Interna haga su trabajo en la institución, bajo el argumento de que violaría su autonomía, hacer ver que hay mucho qué investigar en cuanto al manejo de recursos económicos, no solo los del presupuesto oficial, sino los que genera internamente la UAEH, a través de las empresas universitarias y diversos cobros en los que no hay recibo oficial.
    Lo que ayer hizo el dirigente del Grupo Universidad no es simplemente dejar al Revolucionario Institucional oficialmente, porque desde hace mucho que encabeza una lucha frontal contra el mismo a través de diversas trincheras partidistas. Lo que ayer hizo en realidad, y a lo mejor ni cuenta se ha dado, es dar por terminado un comodato muy sui generis, en que podía dirigir sin el menor empacho los destinos y recursos de la máxima casa de estudios de la entidad, solo a cambio de no politizar su actuar.
    Un pecado, común entre los políticos, pudiera traer como consecuencia saldos negativos al personaje citado: la soberbia.
    Porque dar por hecho que es el personaje amado y respetado en todo el Estado es un riesgo que ha decidido correr, y del que pudiera salir mal parado, o todo lo contrario, porque sin duda es un hombre con suerte.
    Sosa Castelán deberá tener muy en claro, que anunciar de manera abierta que ahora sí dará la cara en su ambición por hacer realidad su sueño de ser gobernador del Estado, le quita en automático las ventajas que siempre tuvo como personaje que movía la cuna desde las sombras.
    No puede, no debe embarcar a toda la comunidad universitaria en una nueva aventura política. No pude, no podrá usar a su antojo recursos, personal, y todo lo que implica una institución como la UAEH, porque los efectos serían devastadores para todos los universitarios.
    Es decir, cuando decidió ir por la libre, será por la libre, ya sin la armadura que siempre le ha representado ser la única y máxima autoridad en la universidad de la entidad.
    Los efectos apenas están por verse.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Lo que ayer hizo el dirigente del Grupo Universidad no es simplemente dejar al Revolucionario Institucional oficialmente, porque desde hace mucho que encabeza una lucha frontal contra el mismo a través de diversas trincheras partidistas. Lo que ayer hizo en realidad, y a lo mejor ni cuenta se ha dado, es dar por terminado un comodato muy sui generis, en que podía dirigir sin el menor empacho los destinos y recursos de la máxima casa de estudios de la entidad, solo a cambio de no politizar su actuar.

Related posts