Respetuoso y urgente llamado al INE

El INE es una institución clave para la democracia mexicana. Cuando sus decisiones se alinean con los principios rectores de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, objetividad y máxima publicidad, nuestra democracia gana y se fortalece. Cada decisión fuera de estos principios, le cuesta a la democracia.

Por eso es urgente que el INE actúe con más prudencia y diligencia en el caso de los reportes de fraudes en la recolección de firmas de apoyo a los aspirantes a candidaturas independientes. El INE debe asumir su función de autoridad y revisar bien caso por caso a fin de evitar generalizaciones.
Poner a todos los independientes en el mismo saco arroja una mancha de duda sobre un procedimiento que el mismo INE diseñó y aprobó de manera impecable —o eso queremos pensar. Los más de 11 mil ciudadanos que me ayudan voluntariamente a conseguir las firmas, y los más de 1 millón de personas que me han honrado con su apoyo entraron a este procedimiento de buena fe, confiando en que el INE había cumplido cabalmente su trabajo y había puesto en sus manos una herramienta informática absolutamente confiable, capaz de prevenir y detectar cualquier fraude.
Como muchos saben, la credencial de elector tiene un código de barras único que permitiría escanear una credencial y en un solo segundo se toman los datos, sin necesidad de tomar fotos de nada. Sin embargo, el INE hizo un programa con una aplicación para evitar fraudes. Eso nos dijeron.
Por eso es desconcertante escuchar a los funcionarios del INE decir que la aplicación informática que ellos mismos aprobaron no puede distinguir una credencial expedida por el instituto de una credencial de gimnasio o de una fotocopia, y que esto, de alguna manera, es culpa de los aspirantes, sin decir de cuáles ni qué va a hacer para investigarlos y sancionarlos. Al ser el INE una autoridad, debe conducirse con la máxima prudencia y sentido de responsabilidad compartida.
Lo que es el colmo, es que el INE se enfrente a los independientes y no diga nada de la violación a la ley de los candidatos de los partidos. Es decir, no tiene el mismo rasero para los aspirantes de partidos políticos que para los aspirantes a candidaturas independientes.
No debió permitir la grotesca y costosa simulación de las precampañas de Meade, Anaya y López Obrador. ¿De verdad están en precampañas?, ¿AMLO está convenciendo a los militantes de morena? ¿Hay alguna duda de que Anaya sea candidato del PRD y de los otros dos partidos?, ¿Meade está convenciendo a los militantes del PRI? ¿El INE no se ha dado cuenta que son candidatos únicos? Ahí están los partidos, en la cara del INE, abrumando a los ciudadanos con los spots de radio y televisión —algunos anuncios además son malísimos—. Ahí están los candidatos recibiendo a manos llenas dinero público, spots y un lugar en el Consejo General para defender sus intereses. El INE no dice nada respecto de los partidos a quienes mucho miedo les parece tener y prefiere descalificar —sin distinción— al proceso de los independientes.
Soy demócrata y siempre acataré las reglas. No denunciaré fraudes inexistentes ni justificaré las trampas diciendo que son “travesuras”. Pero en uso de mis derechos ciudadanos, hago un respetuoso y urgente llamado al INE para que resuelva cuanto antes el tema de las firmas y de paso reconozca que sus decisiones no ayudaron. Les pedimos que nos digan por qué ciertas firmas que ellos calificaron como válidas, de un día para otro, aparecen como inválidas y no lo explican.
 

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