RETRATOS HABLADOS

    •    No estorbar, la responsabilidad


Nada tan ligado al ejercicio periodístico como el de la política. Incluso existen los casos de periodistas que decidieron dar el paso, casi siempre fatal, de buscar un cargo de elección popular para ser derrotados de manera abrumadora, y de paso perder un mucho del prestigio que gozaban hasta antes de esa aventura.
    Hay una constante relación entre el poderoso y quien hace periodismo. Casi nunca es de amistad, sí en cambio de coincidencia en el que ve y admira el ejercicio del poder, y acaba por sentirse parte del proyecto sexenal que considera incluso de su hechura, porque conoce casi desde su juventud a quien en turno tiene en su manos el destino de un país, un Estado o un municipio.
    También puede traducirse en complicidad, porque es difícil encontrar un medio que sobreviva a partir de sus ventas, publicidades de índole comercial (que por necesidad también acarrea cierta obligación) o trabajos de maquila si cuenta con talleres. La realidad dista mucho de lo que se pueda afirmar en sentido contrario en los planos teóricos; y no solo hablamos de los medios impresos tradicionales, sino de los ahora novedad de la internet.
    La connotación empresarial del periodismo siempre ha existido, pero se abrió a la luz pública a partir de la aparición de medios como Reforma, que planteó de una vez por todas que, al igual que cualquier otra empresa, un periódico debe ser un negocio, un buen negocio para aspirar a una independencia económica que se traduce en todo lo demás.
    Antes funcionaba muy bien el discurso del empresario periodístico que se disfrazaba de adalid de la libertad de expresión, pero que podía lograr amasar grandes fortunas, o medianas, o pequeñas, pero fortunas al fin, que le permitían una vida holgada con un trabajo siempre vestían de contestatario aunque no lo fuera.
    Mencionar tan solo que un periódico aspiraba a ser una empresa, provocaba indignación entre los que concebían esta tarea como una labor casi clandestina, ligada al martirio y una vida plagada de privaciones.
    Hoy en día la mayor parte de los medios de información son una empresa hecha y derecha, que no tienen como objetivo único quebrar y ser recordado por su fracaso en los negocios. Basta analizar cada uno de los que existen, para entender que los tiempos son otros y para bien, porque es posible cada día la presencia de jóvenes universitarios mejor preparados y con salarios por lo menos dignos al trabajo que les costó a ellos y sus padres, cursar una carrera universitaria.
    El avance ha sido sorprendente.
    Los esfuerzos cotidianos en cada una de las redacciones por hacer un mejor trabajo son palpables, sensibles desde el campo de trabajo, a veces casi de batalla; porque la competencia es descarnada, y los nuevos tiempos generan la proliferación de canales informativos.
    No pocos de los que en su tiempo fuimos jóvenes emprendedores en la creación de medios alternativos, hoy nos descubrimos como los viejos, que se aferran a la tradición porque en otros terrenos tienden a sentirse perdidos; porque da miedo el tránsito hacia esos espacios que se ven plagados de trampas para el que se acostumbró primero a la máquina mecánica de escribir, y luego dio el que consideró salto definitivo a las computadoras. Pero que hoy mira con asombro que la realidad que consideraba tal empieza a dejar de existir.
    No seremos seguramente los que construyan esos nuevos escenarios, pero sí podemos ser los que faciliten el camino a los jóvenes que hoy, lo saben, cargarán con esa responsabilidad, con los errores, los triunfos.
    Y los que hace tiempo dejamos de ser esos que nos miramos en fotos antiguas,  estamos obligados a no estorbar, no ser los viejos que en su momento miramos con sincero rencor por ser simplemente los que no entendían lo que pretendíamos hacer, igual que ahora nosotros.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
    

CITA:
    Hoy en día la mayor parte de los medios de información son una empresa hecha y derecha, que no tienen como objetivo único quebrar y ser recordado por su fracaso en los negocios. Basta analizar cada uno de los que existen, para entender que los tiempos son otros y para bien, porque es posible cada día la presencia de jóvenes universitarios mejor preparados y con salarios por lo menos dignos al trabajo que les costó a ellos y sus padres, cursar una carrera universitaria.

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