• El presidente Trump poco a poco se va quedando sin aliados
El presidente Donald Trump se ha hecho de nuevos enemigos entre los países aliados de los Estados Unidos. La reunión que sostuvo el presidente estadounidense con congresistas de los dos partidos la semana pasada, destinada a analizar el futuro de la política migratoria y la suerte del programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA) que protege a los “Dreamers”, los jóvenes nacidos en los Estados Unidos de padres ilegales o que llegaron siendo niños, ha resultado una bomba para el presidente, no menos devastadora que si Corea del Norte hubiera lanzado una nuclear sobre Hawái, donde la alerta de un misil resultó falsa y mostró la fragilidad de la seguridad estadounidense.
El presidente Trump ha tratado de desmentir por todos los medios, que en la reunión sostenida con los congresistas dijera que porque todos los emigrantes salidos de “esos países de mierda” escogían a los Estados Unidos como destina, refiriéndose a países caribeños como Haití y los africanos. La reacción no se ha hecho esperar en todos el mundo, donde incluso el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reprobó el uso de tales palabras por el mandatario y en la Comisión de los Derechos Humanos del organismo mundial; de la misma manera que Haití, por medio de su embajador en Canadá y los países africanos posteriormente, manifestaron su enojo y han solicitado excusas al presidente.
El presidente Trump poco a poco se va quedando sin aliados. Primero el presidente estadounidense le volteó la espalda al libre comercio y al multilateralismo bajo la consigna “los Estados Unido son primero”, con su política migratoria en contra de los países árabes y latinoamericanos, son su idea de construir una enorme muralla en la frontera sur para evitar la inmigración ilegal; luego con la desaprobación de los acuerdos nucleares con Irán, los cuales son defendidos por los europeos; y ahora al calificar a los países africanos y caribeños como “países de mierda”, a enviado a estos países al bloque de sus enemigos.
Podríamos decir que el presidente Trump se ha convertido en el presidente de los Estados Unidos que ha sido capaz de lograr el mayor rechazo interno e internacional a su mandato. Internamente millones de estadounidenses desaprueban sus políticas y comportamiento calificándolo de desequilibrado mental y no apto para ejercer el cargo de presidente; mientras que internacionalmente ha sido capaz de unir a países ricos, como Francia y Alemania, por ejemplo, a países en desarrollo y pobres en su contra, dejando un enorme espacio en la geopolítica mundial a China que continúa con una política moderada y de conciliación internacional.
Países pobres como Haití han sido calificados como productores de escoria que expulsan a los Estados Unidos por el presidente Trump. Sin embargo, el presidente Trump no entiende que su país, durante años, se ha proyectado como el ejemplo de democracia, de respecto de las libertades públicas y de los derechos humanos; durante años han promovido golpes de Estado e invasiones bajo la excusa de defender la democracia y las libertades civiles, tal como lo hace hoy en Venezuela ¿A caso eso no estimula a los ciudadanos del mundo a emigrar al paraíso de la democracia?
Sin lugar a duda, nunca antes hubo un presidente de los Estados Unidos tan aislado como hoy está el presidente Trump. Rechazado por una buena parte de la sociedad estadounidense, por sus propios antiguos amigos, bloqueado por los jueces en sus iniciativas, desaprobado por sus aliados en su política comercial, migratoria y de seguridad, el presidente Donald Trump se encuentra hoy en el filo de la navaja, a punto de caer en el patíbulo víctima de él mismo, de su supremacía blanca y su racismo, de su xenofobia sin límites, de su odio contra los mexicanos y los negros, sin importar su origen.