Desencanto a la política

Cuando creemos que vamos avanzado, la realidad nos pone un garrotazo de regular tamaño y nos obliga nuevamente a poner los pies en la tierra; la efímera excitación del progreso se convierte en la eterna lucha contra la frustración por el fracaso, y entonces, nuestro hermosos carruaje de cuento de hadas se convierte en calabaza… pero seguimos adelante, nos vamos a pie buscando nuestro próximo molino de viento para desahogar nuestro valor reprimido.

 

Esa es la vida, una mezcla de sentimientos, una revoltura de planes y metas -inalcanzables algunas- que terminan por abrumarnos, pero que a la vez, son el traje a la medida para los grandes espíritus, los eternos buscadores de la cueva de las orquídeas susurrantes.

 

 

 

Huelo un desencanto por la política, pues no avanzamos, y eso es sinónimo de retroceder; cuando cándidamente creo que ha comenzado una nueva generación de políticos y en consecuencia una nueva tesis para convencer a las masas, mi ingenuidad termina por estrellarse cual huevo en la sartén.

 

 

 

La Concordia, ésa vieja palabra ya proscrita del diccionario político, cuán anhelada es por todos aquellos que hoy somos testigos de la lucha encarnizada de los grillos de todos los Partidos siempre tras el hueso, tras la presa, mintiendo, traicionando, manipulando, comprando y vendiendo conciencias; hay gente que avienta la piedra y esconde la mano; hay manos que mueven la cuna y fingen demencia ante las consecuencias de sus actos; hacer ruido, controlar, fingir o chantajear, cualquier cosa se vale antes que perder el hueso y lo que ello representa.

 

 

 

Pero nadie, o casi nadie hacen algo para frenar esa ola de impunidad que amenaza con arrastrarnos al precipicio de la anarquía; la ley día con día se viola y lo primero que se viene a la mente es “dar espacios” a esos infractores o delincuentes para tenerlos bajo control, en lugar de aplicar el imperio de la ley.

 

 

 

Este día, al hacer un análisis de los recientes acontecimientos suscitados en el ámbito de la política, me invitan a pensar que estoy elaborando un trabajo de investigación en un mundo suspendido en el tiempo, pues resulta que las noticias prácticamente se parecen a las de hace uno, dos y quizá hasta  tres años y solamente algunos actores han ido cambiando, no muchos, pues la mayoría siguen siendo los mismos; pero los acontecimientos se van reciclando y actualizando; en momentos parecen adormilarse para posteriormente volver a la luz pública corregidos y aumentados, pero al final, la esencia es la misma, la ambición, la corrupción y la inmoralidad no cambia, como tampoco cambia mi asco por los que desvirtúan a la política convirtiéndola en la ciencia del engaño cuando su verdadera significación debe ser todo lo contrario.

 

 

 

Busco en lo poco que queda en mi memoria, y veo que seguimos analizando lo indefinidamente analizado; continuamos criticando lo tumultuaria y permanentemente criticado, y no es que a los críticos del acontecer político se les haya acabado la capacidad de análisis, más bien ese fenómeno es resultado de que el factor común en la política sigue siendo el mismo, la lucha por el poder en  lugar de la lucha para poder; los gritos y sombrerazos de los actores políticos se sigue centrando en la forma y no en el fondo, les importa llegar, pero se les olvida cual debe ser su verdadera función cuando ya han llegado; pues ya estando en el puesto, invierten toda su energía para defender su hueso, pero jamás para defender las causas y los principios, en este caso, causas y principios sociales.

 

 

 

La inmunidad se convierte en impunidad, la libertad se convierte en libertinaje, la ley se convierte en ilusión óptica, y ni con montajes y retenes pueden detener al largo brazo de la impunidad, brazo que se levanta y protesta para seguir siendo inmune e impune, por ello algunos ex gobernantes buscan candidaturas, para convertirse en inmunes, y lo que hicieron, quede impune

 

 

 

Debemos ya quitarnos de la mente ese nefasto pensamiento de que “a mí no me gusta la política y por eso no me meto”; hagamos a un lado la indiferencia y analicemos fríamente lo que sucede en nuestro tiempo; ya no podemos ser simples espectadores, nadie va a hacer por nosotros lo que nosotros no hagamos por nosotros mismos.

 

 

 

 

 

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está

 

 

 

L.D. MIGUEL:.ROSALES:.PÉREZ:.

 

Related posts