El meteórico movimiento social que agita Túnez

    •    Lideradas por experimentados activistas, las protestas contrarias a la austeridad han puesto el país patas arriba en tan solo nueve días


Una característica que comparten todos, fundadores y simpatizantes, es su juventud. Raro es ver alguno que supere la cuarentena. De ahí, que se le pueda comparar con el 15-M español. Pero existe una diferencia importante entre ambos: los tunecinos sí poseen una fuerte identificación partidista
Subidos a la escalinata del céntrico Teatro Municipal, los líderes del movimiento contra la austeridad Fesh nastanneu? (“¿A qué esperamos?”) se alternaban el viernes en las arengas a una pequeña multitud de un millar de personas. Todos ellos lo hacían con una gran naturalidad, lo que no deja de ser sorprendente habida cuenta que la plataforma se creó hace tan solo nueve días, el tiempo que han necesitado para poner el país patas arriba.
Desde el lunes, cada noche se han registrado disturbios en prácticamente todas las provincias, que se han saldado con una víctima mortal, decenas de heridos y unos 800 arrestados. Ahora bien, la bisoñez del movimiento no se corresponde con las de sus fundadores, todos ellos sazonados activistas.
Wael Nauar, un hombrecillo de talante reposado fuera del púlpito, es uno de sus más carismáticos oradores. A sus 32 años, lleva el activismo político en las venas. Fue preso político durante la dictadura de Ben Alí, presidió el principal sindicato estudiantil y participó muy activamente en la revolución de 2011. Su perfil es representativo de la docena de fundadores de la plataforma.
“Todos nos conocíamos ya de luchas sociales anteriores. Hacía tiempo que comentábamos que hacía falta mover a la sociedad contra el desastroso presupuesto de 2018, que recoge subidas de precios e impuestos”, comenta mientras sorbe un café. La retirada del proyecto, ya aprobado en el Parlamento, es su demanda central.
“Aquí no nos hace falta crear un partido político nuevo. De los que hay, diversos nos representan”, sostiene Nauar, que conoce bien la experiencia de Podemos, pero no la considera aplicable a Túnez.

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