CINE DE HOY
Ya en la reciente Sinestesia de Rodrigo Ortega, se mostraba el mundo de las drogas en los jóvenes, en ese caso el LSD. En Mañana psicotrópica el segundo largometraje del regiomontano Alejandro Aldrete, que se acaba de estrenar en una de las salas de la Cineteca Nacional, este universo se expande.
De acuerdo al guión del propio realizador, que había debutado con Oliendo a perro, el joven regiomontano Lito (Marcelo Galán) vaga con su primo Koko (Esteban Velasco) y su amigo Esteban (Kalil Rackwl), por los apacibles parajes queretanos.
Lito se encuentra en un momento de crisis, pues ha intentado suicidarse, por motivos nunca explicados.
Con sus amigos se dedica a comer hongos, fumar mota o beber pulque, mientras entierran a sus mascotas muertas.
Necesitan dinero para irse a la playa, y deciden vender unos ajos –como se les conoce comúnmente al ácido lisérgico- es entonces cuando conocen a la alivianada Vanesa (Camila Barragán), que se ofrece a financiarlos.
Pero la cosa se complica cuando uno de los jóvenes es extorsionado por los judiciales, que le exigen dinero para dejarlo en libertad.
Es entonces que conocen a un político que los alecciona al respecto.
Aldrete no juzga a sus personajes, se limita a presentarlos, aunque no puede ocultar su simpatía por estos solidarios jóvenes, que comparten todo, y para quienes no parece existir la violencia del narco, que solamente es mencionada de soslayo.
La fotografía de Daniel Cárdenas ilustra perfectamente el alucinante mundo de las drogas.
Mañana psicotrópica resulta, pues, una curiosidad de un tema que esperamos que no imponga una moda.
