Francia muestra el camino que debería seguir México

NÚMEROS CLAROS

Lo que están haciendo los franceses puede ser un buen ejemplo para nuestro país. México, después de exportar a China durante años menos del 1% de total de su producción destinada al comercio exterior, debería modificar ahora su estrategia comercial, para hacer de este país asiático inmensamente poblado uno de los principales destinos de sus exportaciones, en víspera de un posible rompimiento de los Estados Unidos con el TLCAN.

Mientras en México se multiplican los hechos de violencia en medio de una campaña electoral anticipada y se inicia una nueva ronda de negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América de Norte (TLCAN), sin saber cuál será el desenlace final, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se proyecta en China como el líder europeo dispuesto a contribuir para hacer realidad el nuevo camino de la seda que una a Asia, Europa y África, en un proyecto que tiene como objetivo fortalecer el comercio a través de inversiones millonarias en infraestructura para la integración regional; pero también en el mandatario dispuesto a poner orden en el planeta de la mano de China, reconociendo su peso geopolítico y económico.
    El presidente Emmanuel Macron es el primer mandatario europeo que visita China después del inicio de un nuevo mandato del presidente chino Xi Jinping, ratificado en el 19° Congreso del Partido Comunista de China (PCCH) en octubre pasado. La visita del presidente de Francia a China no sólo ha servido para estrechar las relaciones comerciales entre los dos países y rediseñar una nueva geopolítica, sino para fortalecer los compromisos de cooperación en la lucha para detener el calentamiento global del planeta, luego que los Estados Unidos le dieran la espalda a la humanidad al salir de los Acuerdo de París sobre el clima.
    La ruta de la seda  que motivo a españoles, portugueses e italianos lanzarse a la mar para descubrir caminos más cortos para el comercio entre Asia y Europa, que concluyó con el descubrimiento de América, nunca fue sólo china,  y construir una nueva ruta de la seda requiere de Europa y del mundo hoy. Así lo señaló el mandatario francés al afirmar: “Después de todo, las rutas de la seda nunca han sido puramente chinas”, en una reunión con investigadores, estudiantes y hombres de negocios reunidos en Xian, una antigua ciudad de la ruta de la seda.
    Lanzado en 2013 y reforzado a mediados de 2017 en  un foro dedicado a su presentación oficial al mundo, el nuevo proyecto de la Ruta de la Seda de Beijing tiene como objetivo impulsar el comercio entre Asia, África y Europa a través de inversiones millonarias en infraestructura. En mayo pasado, el presidente chino Xi Jinping prometió 124 mil millones de dólares para su ambicioso proyecto y la visita del presidente francés permite ahora que Europa reafirme su influencia en China y se incorpore  a los proyectos millonarios anunciados por su presidente asiático, en un momento en el que Europa necesita urgentemente las inversiones chinas para reactivar su economía.
    Todo parece indicar que debido a los problemas de la alemana Angela Merkel para formar un gobierno, el presidente francés ha tomado el liderazgo europeo. Este encuentro entre el presidente chino y francés, ha servido para analizar los retos globales del planeta y buscar coincidencias para trabajar juntos en el seno de la ONU, donde ambos países son miembros del Consejo de Seguridad con derecho a veto;  pero sobre todo, para diseñar estrategias para reactivar la economía europea y pacificar el planeta, particularmente para resolver la crisis de Corea del Norte y la lucha contra el terrorismo.
Lo que están haciendo los franceses puede ser un buen ejemplo para nuestro país. México, después de exportar a China durante años menos del 1% de total de su producción destinada al comercio exterior, debería modificar ahora su estrategia comercial, para hacer de este país asiático inmensamente poblado uno de los principales destinos de sus exportaciones, en víspera de un posible rompimiento de los Estados Unidos con el TLCAN; pues China es la segunda economía más grande del mundo y su peso en el comercio mundial crece cada día más, tanto como su prestigio en la escena internacional, gracias a la retirada estadounidense del libre comercio y del pacto para enfrentar el calentamiento del planeta.

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