• Él y los republicanos acuerdan la mayor rebaja fiscal para las empresas de la historia de EU
Este acuerdo es el mejor regalo de Navidad de Trump. Pura pólvora para su cuenta de Twitter y una victoria que le permitirá sacarse la espina del Obamacare. “Esta legislación hará crecer nuestra economía, aumentará los salarios y promoverá la competitividad”, señaló la Casa Blanca en un comunicado. “China ya tiembla porque saben que esta ley hará a América más competitiva y atraerá inversiones”, afirmó el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell
Donald Trump se ha mirado en el espejo de Ronald Reagan y decidió superarlo. Tras meses de reveses y luchas internas, el presidente enarbola la bandera del neoliberalismo y logró que los republicanos alcancen un acuerdo definitivo sobre la prometida reforma fiscal. El resultado es un gigantesco paquete de recortes, de 1,5 billones de dólares en 10 años, que combina reducciones en todos los tramos sociales con la mayor rebaja del impuesto de sociedades en la historia reciente de EE UU (del 35% al 21%). Unas cifras mareantes que Wall Street recibió con alzas de récord y los demócratas con la advertencia de que sólo acarrearán más déficit y pobreza.
La reforma fiscal llega tras un parto largo y doloroso. Los lineamientos generales fueron presentados por Trump en abril pasado y desde entonces han pasado todo tipo de filtros hasta alcanzar su forma definitiva. A lo largo de este agotador proceso, la Casa Blanca se ha visto perseguida por el espectro de la fracasada reforma sanitaria. Una iniciativa que en principio tuvo de su parte a todos los conservadores pero cuya letra pequeña espantó lo suficiente a un puñado de senadores como para que en el último momento impidieran que prosperase.
Esta catástrofe, que permitió la supervivencia del sistema sanitario creado por Obama (el Obamacare), dejó en evidencia a Trump, quien en su estreno parlamentario había demostrado su incapacidad para controlar la mayoría republicana.
Tras esta humillación, el presidente replanteó su estrategia. Abandonó su petulancia original, se alió con los líderes del Congreso y decidió avanzar a pasos más cortos y sin excesiva retórica.