Mochilazo en el tiempo

“Yo iba a la Villa a comprar zapatos”
    •    Por extraño que parezca, además de tiendas de imágenes y objetos religiosos, los visitantes de la Basílica de Guadalupe a su paso también pueden encontrar varias zapaterías


Zapaterías como La Perla, Guadalupe, La Santillana y diversos locales comerciales de huaraches y calzado son de las principales tiendas que te encontrarás en las inmediaciones de la Basílica. Los vecinos desconocen la razón por la que estos negocios, uno tras otro, proliferaron en la zona, sobre todo en la década de los años 50 y 60, pero concuerdan en que la oferta de marcas, precios y calidad siempre caracterizó a estos locales.
“Considero que uno de los principales motivos por los que hubo tantas zapaterías tenía que ver con las peregrinaciones. Mucha gente utilizaba zapatos que ya estaban en malas condiciones para la caminata y al llegar aquí aprovechaban para cambiarlos; o quizás sus zapatos se veían sumamente perjudicados y adquirían nuevos”, dijo Sócrates Vera, cronista de la colonia Estrella y vecino de La Villa. Sócrates recuerda que muchas de las zapaterías fabricaban los zapatos que pedían en las escuelas de la zona y que las familias acudían a los locales por comodidad.
Comenta que antes era muy común que las fábricas de calzado (algunas con dueños españoles y otros armenios) tuvieran sus propias marcas: Canadá, Tiendas Bingo o El Taconazo Popis con sucursales en la zona. Así, en la acera poniente de la Calzada de Guadalupe, a unos metros de la Basílica, se concentraba el mayor número, hoy encontramos el Mercado de Artesanías “La Villita”, donde también hay locales de zapatos.
Margarita Carrillo, de 81 años, ha vivido por La Villa desde que era una niña. En su opinión, la existencia de tantas zapaterías en la zona tiene que ver con la cantidad de gente que va a visitar a la Virgen de Guadalupe: “No encuentro otra explicación, es que muchísima gente viene de todo el país y supongo que después del cansado viaje, aprovechan para comprar nuevo calzado. Quizás de los lugares que vienen no hay tantas como aquí”. Sócrates atribuye su desaparición a que ahora los centros comerciales y tiendas de autoservicio también venden calzado, incluso ya se pueden adquirir nuevos modelos hasta por catálogo y son llevados a casa.
De las zapaterías que aún existen, la favorita de Margarita es La Perla, ya que siempre encontró zapatos de buena calidad para sus hijos.
Asimismo lo constata Nayeli Reyes, una joven, que cuando era niña sus padres la llevaban a la Villa a comprarle zapatos.
“Era como una salida de paseo de familia. Yo tenía como siete años. Mis papás nos llevaban a las zapaterías que estaban por la Basílica de Guadalupe, porque había muchas y teníamos varias opciones para elegir. Era por la calidad del calzado y porque por mi casa, en Cuautepec, no había locales de zapatos. Íbamos en cualquier época del año y después nos llevaban, a mis hermanos y a mí, a comer a un establecimiento de pollo”, relata Nayeli.
Otra señora dijo que cuando sus hijos eran pequeños, cursaban la primaria en escuelas religiosas y cada año iban a agradecer a la Basílica, por lo que de vez en cuando visitaban las zapaterías porque tenían buenos modelos “no eran tan baratos, pero tenían calidad. Al final nos regalaban paletas para los niños y un calzador metálico para nosotros”.
También una joven comenta que ella solía ir a la zapatería “La Guía”, que cerró definitivamente hace “uno o dos meses”. Le agradaba ir porque podía adquirir con facilidad el calzado escolar para sus hijos.
Los zapatos persisten. Aunque algunas de las fábricas de zapatos desaparecieron a finales de los años 80 y otras a principios de los 90, por lo que cerraron sus locales en la zona. En la actualidad, hay diversas zapaterías que aún existen en la Villa. Tan sólo en las cercanías de la Basílica de Guadalupe hay más de 15 y algunos locales en las aceras aledañas a la Calzada que venden o reparan calzado, o bien, pequeñas huaracherías, que si bien no son parte de una cadena o almacén, sí son parte del barrio.
EL UNIVERSAL intentó entrevistar a los locatarios de las zapaterías La Santillana y Guadalupe (de las más representativas de la zona), pero no quisieron dar información sobre si sus ventas incrementan el 12 de diciembre, justo por el flujo de peregrinos. Sólo el encargado de Zapaterías “La Perla” dijo que, al contrario, las peregrinaciones en vez de beneficiarlos significan días de ventas bajas: “luego nos cierran o como hay tantísima gente, los clientes no pueden pasar y prefieren venir otros días”.
A pesar de esto, las zapaterías de la Villa subsisten y se vuelven otro elemento característico de la zona.

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