¿Para qué sirven las ciencias sociales en caso de un sismo?

SABER PARA CONSTRUIR
Un desastre natural causa daños en la psique no solamente de las personas que pasaron por la experiencia de verse afectados directamente, sino también de aquellos que colaboraron en la ayuda, pero también de los familiares o las personas que viven en ciudades o comunidades donde hubo alguna afectación de consideración

El sismo del 19 de septiembre del presente año causó un efecto conocido: un repentino interés tanto del gobierno como de los ciudadanos, por conocer la opinión de sismólogos y otros expertos en ciencias naturales que pudieran proporcionar alguna información respecto al movimiento de la tierra y la posible existencia de réplicas. Los datos proporcionados por estos expertos han sido, sin duda, muy valiosos no sólo para saber qué paso ese día, sino conocer qué tipo de medidas deben tomarse en materia de prevención de desastres. La pregunta que quiero plantear ahora es la siguiente: ¿Para qué sirven las ciencias sociales en caso de un sismo?
    Una definición de partida para poder responder a la pregunta anterior es la de ciencia social, por ella podemos entender todas las disciplinas científicas dedicas al estudio de las actividades y comportamientos de los seres humanos. Algunas de las ciencias que aquí se enmarcan son la sociología, economía, psicología, historia y filosofía por mencionar algunas de las más destacadas.
    El terremoto ha generado, además de lo más lamentable que son las pérdidas humanas, el daño o derrumbe de una considerable cantidad de construcciones. Para su reconstrucción tanto el gobierno como la sociedad civil han generado fondos que buscan ayudar a los damnificados.
¿Cuál es la manera de distribuir estos recursos de una manera eficiente? La economía es precisamente la ciencia ocupada de la creación de riqueza, la producción, distribución y consumo de bienes y servicios, para satisfacer las necesidades humanas. En este sentido la economía puede hacer aportaciones fundamentales para la repartición del dinero público y privado para la reconstrucción, la distribución de víveres, etcétera.
Un desastre natural causa daños en la psique no solamente de las personas que pasaron por la experiencia de verse afectados directamente, sino también de aquellos que colaboraron en la ayuda, pero también de los familiares o las personas que viven en ciudades o comunidades donde hubo alguna afectación de consideración. La intervención de la psicología, ciencia dedicada al estudio del comportamiento humano en su relación con el ambiente físico y social que nos rodea, resulta fundamental para ayudar, mediante terapias, a que cada individuo (y la comunidad en su conjunto) pueda superar una experiencia de esta naturaleza.
Uno de los rasgos que más llamarón la atención nacional e internacional después de los sismos del 19 de septiembre fue la solidaridad que mostraron miles de voluntarios en las distintas localidades donde hubiera personas afectadas. La sociología, que es la ciencia sobre los comportamientos sociales de las personas, de los grupos y de la organización de las sociedades, podría dar una explicación de por qué tanta gente decidió actuar de esta manera, y más importante, contribuir a que estas expresiones de cohesión social sean más cotidianas y no sólo se produzcan como resultado de circunstancias extraordinarias.
En resumen, las ciencias en general (naturales y sociales) son herramientas fundamentales para la prevención y respuesta a fenómenos naturales como un sismo. Es fundamental que los gobiernos sean cada vez más conscientes que destinar recursos públicos al desarrollo de las ciencias, todas, es una de las mejores inversiones no sólo para generar crecimiento sino para poder resolver crisis como las del temblor del 19 de septiembre pasado.
    •    Investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo


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