Tres soneteos a la Muerte

FAMILIA POLÍTICA
I

¿Por qué no vienes cuando yo te invoco?
¿Cómo puedo dudar de tu existencia
Si estás aquí conmigo y en mi esencia…
Si cada día que vivo muero un poco?

Mi voluntad no cuenta ¿o estoy loco?
¿Cuándo morir y cómo es incumbencia
Tuya exclusivamente u obediencia
A un poder omnisciente que no toco?

En noviembre te miro en los altares
Con tu cara de azúcar y guadaña,
Con sombrero de flores y collares.

Impasible, sin risas y sin saña:
Luz de mi pueblo, cera o parafina;
Humilde o aristócrata catrina.

II

¿Cómo decides quién se va contigo?
Un amigo, un vecino, algún pariente…
Joven o viejo, nada es diferente,
A todos brindas tu siniestro abrigo.

Sobreviviente soy, mudo testigo
De los vacíos que quedan en la gente.
Muchos se han ido sin dejar suplente,
Yo permanezco aquí pensando ¿Sigo?

¿Vuelven los muertos en los terrenales
Tiempos de ofrendas, luces, calaveras…
Sin cuerpo, sin dolores y sin males?

¿Son, sus almas, palomas mensajeras
Desde ignotas mansiones siderales
Donde entre todo y nada no hay fronteras?

III

Señora de la duda y el misterio.
Eres destino: miedo y esperanza,
Cada año que se cumple el tiempo avanza
Y me aproxima al mundo de tu imperio.

En la fila que lleva al cementerio
Tengo un lugar, del tiempo lontananza,
Horizonte de vida que no alcanza
A definirse con ningún criterio.

He vivido la vida sin horario;
Disfrutado y sufrido por igual,
Sin olvidar mi esencia de mortal.

Siete décadas dicta el calendario,
No sé si para bien o para mal:
El veredicto espera en mi sudario.

Noviembre, 2017.

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