Atajadas mágicas, lances que causaban esplendor en el recinto del Estadio Hidalgo, vuelos memorables y un corazón inmerso en el terreno de juego, así era Miguel Calero Rodríguez, mejor conocido como el “Condor”. El portero colombiano que llegó para quedarse en la institución minera que aún se le sigue extrañando.
El año 2000 para los Tuzos del Pachuca cambió por completo. Desde Colombia y procedente del equipo Atlético Minero, llegó una persona con casi 1.90 de estatura, con personalidad y liderazgo. Más allá de ser un portero imponente, Calero impregnaba triunfo al ese entonces humilde Pachuca.
Cuando el portero llegó a tierras hidalguenses, la afición se cuestionaba y decía: ¿Quién es Calero? ¿Es bueno? ¿Será útil un portero refuerzo para Pachuca? De inmediato esas preguntas quedaron en el olvido, en un vacío que el colombiano justificó con tardes gloriosas, llenas de triunfos, logros y sobretodo un sentimiento que lo unía con la afición blanquiazul.
El nombre de Calero que mencionaba el sonido local, hacía que el Hidalgo retumbara con aplausos, llenos de elogio por parte de una afición que era fría, pero que sabía perfectamente que tenían un ídolo debajo de los tres palos.
Con el paso del tiempo, la ciudad estaba empapada con Miguel Calero. Prácticamente en cada esquina se podía deslumbrar espectaculares con la figura de los lances del portero colombiano. Más allá de las espectaculares atajadas, el público se identificaba con la persona alta que por lo regular utilizaba una gorra roja o negra en cada encuentro que Pachuca disputaba.
La pequeña ciudad de Pachuca que prácticamente no figuraba en el ámbito mundial, pronto se daría a conocer, gracias a los logros obtenidos por el equipo en diversos torneos nacionales, así como internacionales.
Alguna ocasión, un familiar viajó a Bogotá por cuestiones de trabajo. Cuando llegó al país sudamericano, le cuestionaron de dónde venía, a lo que respondió “de México”. De inmediato en plena junta, un directivo le cuestionó: ¿Conoces Pachuca? A lo que mi familiar se extraño y dijo si claro, es una pequeña provincia que está aproximadamente a una hora de la Ciudad de México, y el directivo contestó, que bien, es que en ese lugar se encuentra Miguel Calero, nuestro portero que acaba de ganar la Copa Sudamericana y que es ahora seleccionado nacional de Colombia.
René Higuita, Óscar Córdoba, Farid Mondragón y ahora Miguel Calero son el legado de la Selección de Colombia que quedará plasmado el resto de la vida con el conjunto amarillo.
Calero jugó 394 partidos con la escuadra hidalguense, en donde obtuvo tres títulos de liga (2003,2006 y 2007), además de un campeonato de invierno en el 2001. También se adjudicó la Copa de Campeones de la CONCACAF en el 2002,2007 y 2008. Sin duda alguna, el reconocimiento más grande, fue la Copa Sudamericana que ganó ante el Colo-Colo de Chile en el año 2006, dejando una huella para la historia de Pachuca
Después de 12 años de vivir en México, se apagó una vela. Se esfumó el talento, la gloria, debido a una retrombosis que el cancerbero ya no pudo resistir. El partido más importante de su vida lo perdió un martes 04 de diciembre del 2012. No obstante; la leyenda y legado que deja Miguel Calero en Pachuca será imborrable. En el mes de los fieles difuntos o Día de Muertos, recordamos la figura de Calero, el arquero que hoy extrañan los Tuzos.
