El brote rosa

RELATOS DE VIDA

-Pásele marchantita, tenemos plantitas para adornar su hogar; chicas, medianas, grandes; de luz o sombra; muchos colores y olores. Pásele güerita, le damos precio.
Gritaba una agradable comerciante, vestida con naguas coloridas, blusa bordada y dos trenzas depositadas en sus hombros. Su establecimiento consistía en dos mesas instaladas, sobre las que estaban perfectamente colocadas gran variedad de plantas.
Maribel caminaba justamente sobre la calle, cuando escuchó el pregonar de la vendedora y se acercó en búsqueda de una especie que luciera en casa y no fuera difícil de cuidar, pues como antecedentes tenía un cactus seco por el poco interés prestado, aunque las plantitas le gustaban. Así que se dio una nueva oportunidad.
Miró detenidamente sobre toda la mesa y encontró una pequeña especie, con brotes color rosa – ¿en cuanto ésta? – preguntó – 25 pesos marchantita, esta plantita puede estar a la sombra o a la luz, y solo la tiene que regar cada semana – respondió la comerciante.
Las condiciones de cuidado le parecieron excelentes, así que la compró y también adquirió una maceta con más colores para que hicieran juego con la nueva integrante. Llegando a casa la cambió de maceta, y la puso en la mesa de centro ubicada en la sala.
Al siguiente día lo primero que hizo fue visitar a la pequeña especie y dijo – Hola hermosa, espero que tu primera noche haya sido placentera, excelente día – e inició su rutina para dirigirse al trabajo. Ya de regreso y casi a punto de dormir comentó – fue un día difícil, pero ya terminó, ahora a dormir, descansa pequeña.
Todos los días siguieron igual, hablaba con ella por la mañana y las noches, le contaba sobre su jornada, sus pensamientos, ideas, sentimientos, ilusiones, sueños, tristezas, penas y cada semana la regaba, según las instrucciones de la vendedora.
La planta lucía hermosa, con color y desprendía un olor agradable que impregnaba todo el departamento, curiosamente cambiaba sus colores y posturas conforme a los relatos y estados de ánimo de Maribel.
Pasaron un par de años, siempre con la misma rutina de saludos y en algún momento la pequeña especie comenzó a cambiar, sus ramas cambiaron de postura, parecía decaída, aunque todavía conservaba sus brotes rosas; Maribel también lucía cansada, pero continuaba con su optimismo y sonrisa.
Otro par de años después, ambas murieron, Maribel fue vencida por el cáncer de mama y ya no despertó, mientras que la pequeña plantita, simplemente quedó con un solo brote rosa, probablemente, la esperanza que aún quedaba en ella para que en su amiga incondicional no se acabara la luz.

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