Cataluña, independencia frustrada

NÚMEROS CLAROS
Cuántas veces habrán escuchado las mismas palabras los hombres y mujeres que hicieron posible la independencia en los países de América Latina

Líderes independentistas encarcelados y el regreso de la tutela de Cataluña por Madrid, han puesto fin al sueño de independencia de los catalanes, los cuales constituyen aún el 60% del total de la población asentada en esa región autónoma de España. Parece un juego que ha enfrentado una vez más a Madrid y Barcelona, donde Madrid está a punto de dar la estocada final.

Han pasado ya tres días desde que Madrid metiera bajo tutela a Cataluña, el presidente catalán, Carles Puigdemont, aunque el jueves parecía aún decidido a ir choque frontal con el gobierno español, al final ha mostrado su debilidad para convertirse en el hombre capaz de enfrentar a la corona española y darle la independencia a su pueblo.

Al escribir esta columna, aún Puigdemont escuchaba en el congreso catalán a los diputados, en cuyas intervenciones se sentía la duda. Las negociaciones aún parecían continuar por separado entre los catalanes por un lado y, por otro, los españoles en el congreso y en el seno del gobierno del presidente  Mariano Rajoy. Puigdemont insistía en agotar todas las posibilidades para sentarse a negociar con Madrid, pero el gobierno español ha seguido planteado en que no tiene nada que negociar, pues Cataluña es parte de España y así seguirá siendo.

Cuántas veces habrán escuchado las mismas palabras los hombres y mujeres que hicieron posible la independencia en los países de América Latina. Nunca España cedió sus territorios sin resistencia, sin recurrir a la violencia e ir a la guerra que terminó perdiendo frente a la determinación y el valor de los independentistas, los cuales nunca desistieron a sus propósitos, aún cuando fueron degollados y descuartizados, exhibidos sus restos en la plaza mayor de cada ciudad y pueblo.

En efecto, han pasado muchos años desde que salió el último soldado español de Cuba y Puerto Rico en 1898, aún cuando el 24 de junio, tropas estadounidenses desembarcaban en Cuba y un mes más tarde en Puerto Rico; pero aún después siguieron años de lucha para terminar con el neocolonialismo y los intentos de ocupación de los países de nuestra América; y aún hoy, hombres y mujeres, siguen muriendo en su oposición a los gobiernos de las empresas y multinacionales que los controlan en muchos países, defendiendo sus recursos naturales o denunciando la corrupción en ellos.

Frente a la vergüenza popular y la burla internacional, las esperanzas de persuadir a los independentistas de renunciar a la proclamación de la independencia son escasas. El tiempo se acaba en el senado, el cual se reúne el viernes para validar el plan del gobierno para tomar el control directo del gobierno regional catalán. Pese a ello, pese a los reclamos de la oposición en el parlamento catalán a Carles Puigdemont, nadie ha podido convencer al líder catalán a renunciar a su idea de independencia, pero tampoco a defenderla abiertamente frente a Madrid y proclamarla.

La corona española, a través del gobierno del presidente Mariano Rajoy, se dispone a poner en marcha la aplicación del Artículo 155 de la Constitución de España el día de hoy viernes, con lo cual suspenderá la autonomía y tomará en control total del gobierno autónomo de Cataluña, lo que provocaría no sólo la disolución del parlamento catalán, sino también el despido de todos quienes ejercen el gobierno autónomo y de todos aquellos catalanes que pudieran obstruir el control central del gobierno regional por parte de Madrid.

Carles Puigdemont planteó ayer que no existía condiciones para acudir al senado español y no acudirá hoy a hacerlo. Puigdemont asistió ayer jueves en Barcelona a la sesión plenaria del parlamento de Cataluña y seguramente hoy viernes estará atrincherado ahí. Es posible que la presión del senado español con el Artículo 155 en mano y la de las calles en Cataluña que le exigen firmeza frente a la corona, empujen finalmente a la proclamación de la independencia, la cual quedó suspendido en la sesión parlamentaria del 10 de octubre pasado, en busca de un diálogo al cual se opuso desde el primer momento Madrid.

Carles Puigdemont estará ahora bajo la presión de las fuerzas de derecha independentista como su partido PDECAT, de la ultraizquierda y de los nacionalistas catalanes, los cuales crecieron bajo la represión policial española del referéndum del pasado 1 de octubre; bajo la presión de las consecuencias económicas de la salida de más de mil quinientas empresas que han salido de Cataluña; bajo la presión de sus propias ideas y la presión de las de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, líderes de la Asamblea Nacional Catalana y ÒMNIUM, principales organizaciones independentistas, ahora presos en Madrid; quizá esa presión lo empuje a declarar oficialmente la independencia de Cataluña, aunque el camino para lograrla sea largo y sinuoso como hasta ahora ¿Dónde y cuándo la lucha por la independencia ha sido fácil?.

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