Inició la cumbre europea: Agenda muy cargada

Los 27 se reúnen durante dos días
    •    Entre los temas destacan el Brexit, migración, Turquía (y Cataluña); el desafío independentista no está en la agenda, pero será uno de los asuntos estrella


Brexit: un guiño a May (con el ojo tuerto). Los líderes de la UE tienen previsto hacer un guiño al Reino Unido. El discurso de Theresa May en Florencia abrió una dinámica más positiva, un tono menos enconado. No hay progreso suficiente para empezar la negociación del futuro acuerdo comercial. Y sin embargo, los Veintisiete (sin Reino Unido) abren la puerta a empezar a preparar el periodo de transición. Pero ojo: “Eso no compromete a nada”, afirma un diplomático de una de las grandes delegaciones. “Y Europa está preparada para el escenario de un no acuerdo”
Cataluña ha resbalado hasta la agenda europea. El desafío secesionista no está oficialmente en el menú de la cumbre europea de jueves y viernes, pero es una especie de elefante en la habitación: media Europa habla hoy de la respuesta de Carles Puigdemont y de la convocatoria del Consejo de Ministros del sábado, donde podría aprobarse una activación light del artículo 155 de la Constitución: la suspensión de la autonomía.
Es sorprendente la soltura con la que los diplomáticos de todo el continente y los altos funcionarios de las instituciones europeas manejan el artículo 155. Y no menos sorprendente que Cataluña no figure en una agenda en la que sí están el Brexit, Turquía, Irán, Corea del Norte, los problemas migratorios y la reforma de la eurozona.
Mariano Rajoy, jefe de Gobierno español, tendrá que hablar de Cataluña en las reuniones bilaterales: está confirmada sólo la francesa, con Emmanuel Macron, quizá su gran aliado en este momento.
Abordará el asunto en los pasillos de la cumbre. Pero más de un líder ha dado claras señales de que daría la bienvenida a una explicación por parte del presidente del Gobierno, aunque la postura oficial es que España no quiere hablar de lo que aún considera un “asunto interno”.
Europa no tiene que lidiar hoy con la crisis griega, el problema migratorio está más o menos encapsulado y el divorcio Londres-Bruselas está siendo peliagudo; pero no vuela aún la vajilla por encima de las cabezas de Theresa May, Angela Merkel y compañía.
La ultraderecha no acaba de llegar a los Gobiernos. La recuperación económica ha vuelto. Las aguas, en fin, bajan algo más calmas en casi todos los asuntos y esta no es una de esas cumbres a vida y muerte de los últimos tiempos. Y sin embargo, la Gran Crisis presenta en Europa una formidable capacidad de inventiva: la historia del último siglo da al sintagma “desafío nacionalista” un sobrepeso semántico que lo convierte el procés en un problema europeo de primera categoría.

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