La imagen del ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, abrazando al general Mohammad Ali Jafari, jefe de los Guardianes de la Revolución (Pasdarán), esta semana, lo decía todo.
La amenaza de Trump de no renovar a Irán la exención de sanciones prevista en el acuerdo nuclear ha servido para acercar a los duros del régimen, que ven en EU el enemigo supremo, y al sector pragmático, que apoya el proceso de acercamiento emprendido por el presidente Hasan Rohaní.
“Tenemos una postura similar, pero diferentes formas de expresarla”, manifestó Jafari. El mensaje a Trump estaba claro: con nosotros no le vale el divide y vencerás. Es también significativo si se recuerda que Rohaní resultó reelegido el pasado mayo con una campaña que defendió la apertura al exterior y criticó a los Pasdarán por apoyar a su rival conservador.
La amenaza de Trump reforzó el argumento conservador de que no se puede confiar en EU, que han defendido tanto el fundador de la República Islámica, el ayatolá Jomeini, como su sucesor y actual líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei.