• Asuntos de poder y tiempo
Buena parte del ejercicio del poder tiene que ver con la capacidad que tenga, quien lo ejerce, de negociar con todos los grupos que también detentan una parte del mismo, o bien de dar un golpe sobre la mesa cuando es necesario para dejar en claro quién es el que manda. Porque si bien es cierto existen ramificaciones con sectores poderosos, ninguno puede tener ventaja sobre el que lo ejerce por mandato constitucional.
Esa constante, la asunción de una persona al Olimpo de los semidioses, con el respaldo fuerte o endeble de la ciudadanía a través del voto, ha sido el elemento fundamental que ha impedido una guerra interna en el país que, todos lo sabemos, no habría generado más que la desintegración de una nación y la llegada de un dictador.
El hombre de poder así las cosas, debe ejercerlo, es su deber hacerlo porque es la piedra angular de una administración. Y en su ejercicio sin duda que puede haber el riesgo inminente de desatar conflictos ante poderes que han crecido más de la cuenta, y que han derivado en creer que más allá del voto ciudadano, fueron elegidos por la mismísima divinidad.
En Hidalgo son visibles los grupos de poder que pese a todo se mantienen fuertes, y hoy mismo plantean la posibilidad de enfrentarse abiertamente al que desde cuarto piso de Palacio de Gobierno se ejerce por mandato Constitucional. Argumentan que ha sido tanto el tiempo que lo han tenido en sus manos, y por supuesto a juicio de ellos con resultados tan inigualables, que la bendición del cielo los cobija.
No hay peor personaje que quien se eterniza como ente poderoso, y en muchos sentidos los sexenios que contemplan nuestras leyes, han sido el mejor remedio para quienes son proclives a esta posibilidad.
Una y mil veces lo hemos visto en la historia a nivel macro y micro. Incluso un alcalde del municipio más alejado del centro de la entidad, que logra sortear los tiempos marcados por la Constitución para estar en el cargo, a través de subalternos que simplemente reciben órdenes, es ejemplo patético de esta obsesión por no querer dejar de ser.
Sucede en otros planos más amplios con igual lamentables resultados. Porque a lo bueno que pudieron haber tenido durante su gestión, de manera automática habrá de oponerse la actitud dictatorial para no permitir cambios de ningún tipo que pudieran atentar contra su “legado histórico”.
Esta posibilidad se mantiene en tanto exista quien por comodidad le siga la corriente, y contribuya a engrandecer aún más la soberbia del que ya se cree inmortal, único, guía sabio, genio de la estrategia, luz de luz, etcétera, etcétera.
Sin embargo pasa lo que debe de pasar, cuando han sido tantos los años que ha detentado el poder en su pequeña pero lucrativa parcela, y finalmente el que lo tiene por mandato Constitucional simplemente decide que ya no más. No más aceptar chantajes, arrebatos, amenazas y todo lo que implica un personaje que ha perdido el piso y está seguro que nadie tendrá la osadía de responderle siquiera.
Estamos en los tiempos finales de un grupo como el denominado Universidad, que sin duda tuvo logros importantes, cruciales para la institución educativa, y que a través de una férrea disciplina logró colocarla como una de las mejores en el Continente. Es no hay por qué negarlo. Sería caer en la tentación de ver todo negro o blanco, cuando nada en el mundo es así.
Pero el error más lamentable han sido los últimos años de verdadera dictadura al interior de la UAEH, con la ambición desbordada de su dirigente por estar seguro, absolutamente seguro que no hay mejor mente y talento para llevar al estado de Hidalgo a un nivel superior de progreso que él, él y solo él.
Tanto tiempo de ejercer el poder sin ninguna voz contraria a sus decisiones, sí en cambio con un coro que aplaude y le canta alabanzas, tarde o temprano deriva en todo lo contrario a lo que debe ser una Universidad, que es por supuesto tener las puertas abiertas al universo de ideas.
Por desgracia el tiempo trae como consecuencia la necedad, la incapacidad de reconocer errores y encontrar en la soberbia el consuelo a la vejez.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
CITA:
Estamos en los tiempos finales de un grupo como el denominado Universidad, que sin duda tuvo logros importantes, cruciales para la institución educativa, y que a través de una férrea disciplina logró colocarla como una de las mejores en el Continente. Es no hay por qué negarlo. Sería caer en la tentación de ver todo negro o blanco, cuando nada en el mundo es así.