Home Orbe El paraíso de los jubilados que incubó la peor masacre de EU

El paraíso de los jubilados que incubó la peor masacre de EU

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Viaje del paraíso al infierno

    •    Stephen Paddock vivía en Sun City, una apacible y acomodada urbanización para mayores a 138 kilómetros de la ciudad en la que mató a 58 personas


Mesquite es una ciudad de 17.000 habitantes, junto a la frontera con Arizona y en medio de un valle amarronado. Vivía en la urbanización Sun City (Ciudad de la Luz), en la que sólo pueden residir personas mayores de 55 años. Si no fuera por los colores, diferentes en cada edificio, todas las viviendas parecerían iguales. El paisaje es uniforme en este paraíso para jubilados de clase media y alta, donde gozan de sol y tranquilidad. Y se percibe bonanza: hay decenas de casas en construcción
Al salir de la urbanización de jubilados en la que vivía en Mesquite (Nevada), Stephen Paddock vio una hilera de carteles con mensajes optimistas. “Haz nuevos amigos”, “Prueba nuevos desafíos”, rezaban algunos.
Mientras conducía hacia la autopista, este jubilado de 64 años contempló, en pleno desierto, bonitos campos de golf con un césped brillante y rodeados de palmeras. Luego enfiló durante 138 kilómetros la carretera que le llevaría a Las Vegas cruzando infinitos campos inhóspitos, colinas secas y una reserva indígena. Hasta que llegó, una hora y cuarto después, al corazón de Las Vegas, con sus edificios faraónicos y luces despampanantes.
Su destino era el hotel Mandalay Bay. Entró el pasado jueves y ya nunca más salió de su habitación en la planta 32, en la que acumuló 23 armas de fuego. Desde allí, la noche del domingo disparó indiscriminadamente hacia los asistentes a un concierto al aire libre al otro lado de la calle. Mató a 58 personas, en el tiroteo más mortífero de la historia de EU.
Es un misterio por qué Paddock decidió dejar atrás la apacible y acomodada urbanización en la que vivía en Mesquite para ejecutar su plan macabro en Las Vegas. De lo poco que se sabe es que le gustaba apostar en la ciudad de los casinos, pero el móvil de su matanza sigue sin aclararse.