Crisis/Oportunidad

FAMILIA POLÍTICA
Es verdaderamente injustificable, por ejemplo, advertir cómo los llamados “Padres de los cuarenta y tres” atacan instalaciones militares.  En estos momentos de crisis, no sólo surge la oportunidad para que los héroes emerjan, como bellas flores entre el dolor, la desolación y la muerte; también rondan zopilotes sobre el cielo del desastre.  Buscan carroña política y económica para saciar su gula disfrazada de justicia.

“Toda crisis lleva en sí misma
el germen de su propia solución”.

Principio epistemológico.

Un Presidente de la República, más reconocido por sus habilidades retóricas que por sus cualidades de estadista o sus capacidades en el manejo de las finanzas públicas, en un informe de gobierno hacía referencia a un anagrama chino que presenta por una de sus caras la idea de crisis y por otra la imagen de oportunidad; esto puede identificarse con el principio dialéctico que se enuncia en el epígrafe del presente artículo: “Toda crisis lleva en sí misma el germen de su propia solución”.

Diversos pensadores coinciden en afirmar que los grandes seres humanos se forjan en la adversidad; de ello dan fe la Historia, la Literatura y otras disciplinas humanistas.  Juana de Arco, Galileo Galilei, Pico della Mirandola, Sócrates, Jesús de Nazareth… viven en la memoria colectiva porque el fuego de sus hogueras, la mortífera cicuta y la terrorífica cruz, nutren su vocación de eternidad.  Los instrumentos que los mataron, los hacen vivir por siempre.

En nuestro devenir patrio, sabemos que sin la fatalidad de sus circunstancias, llenas de traiciones, intrigas y violencia, Juárez, por ejemplo, no habría logrado estatura de prócer universal, ni Madero calidad de Apóstol.

Por desgracia, no sólo los hombres, sino también la naturaleza, cíclicamente se erige en generadora de mártires, héroes o villanos individuales y colectivos.

A riesgo de contribuir a la enajenación del ambiente en estos días en los cuales televisión, periódicos, redes sociales, pláticas de café, tertulias de comadres y todas las formas imaginables de comunicación humana, no abordan temas que no tengan relación con los recientes desastres meteorológicos, los cuales son la renta que la humanidad aporta por habitar este planeta tan deteriorado por sus propios huéspedes.  Por desgracia, el precio es alto, se paga con vidas humanas y elevadas pérdidas patrimoniales.

Como todo ser vivo, la tierra se defiende de sus depredadores y parásitos; hasta un perro se rasca para sacudirse las pulgas.

En mayor o menor grado las tragedias nos afectan a todos.  Su presencia cercana genera héroes civiles y militares, en su mayor parte anónimos, aunque también villanos que medran con el dolor humano sin el mínimo pudor al amparo del anonimato o del huérfano rumor.  El bien y el mal son las dos caras de una misma moneda.

Las tragedias generan crisis y oportunidades; éstas pueden calificarse como buenas o malas según los diversos puntos de vista.  Ante la desgracia colectiva y compartida un simple ciudadano suele revelarse como súper héroe dotado del supremo don de salvar vidas; poder que surge de su difícil circunstancia.  Es admirable conocer las historias de aquellos que arriesgan sus propias vidas para salvar a personas que ni siquiera conocen.  Ellos, humanos y animales, en algunos casos se preparan previamente para responder a estos trágicos eventos, pero la mayoría descubre su heroísmo de manera espontánea.  Por desgracia, como ya dijimos, lo bueno y lo malo, son dos extremos de una misma realidad.

Parece mentira que en escenarios de dolor profundo para un conglomerado social, haya alguien que encuentre en la crisis una oportunidad innoble.  La rapiña no sólo es conducta de buitres; también suele ser delincuencia organizada, refinada ilicitud de cuello blanco.  Desviar en beneficio propio recursos destinados a quienes perdieron familia y patrimonio, implica un bajo nivel ético y solidario, para dar prioridad al oportunismo mezquino, económico y/o político.

Igualmente reprobable, es capitalizar el dolor y la desesperación para generar odios contra el gobierno, a pesar de la indudable presencia de marinos, militares, policías y funcionarios de alto rango.  Parece inconcebible, el uso de las redes sociales para atacar al Presidente, miembros de su gabinete y otros servidores públicos, empresarios y miembros de la sociedad civil que, en su mayoría, de manera desinteresada dedican su tiempo y/o su patrimonio para ayudar al prójimo desconocido.

Qué triste es mirar cómo se deteriora el principio de autoridad; cómo las instituciones se desgastan; los partidos políticos no bajan de su pedestal de demagogia y las organizaciones sin partido llevan agua a su molino en nombre del dolor ajeno.

Es verdaderamente injustificable, por ejemplo, advertir cómo los llamados “Padres de los cuarenta y tres” atacan instalaciones militares.  En estos momentos de crisis, no sólo surge la oportunidad para que los héroes emerjan, como bellas flores entre el dolor, la desolación y la muerte; también rondan zopilotes sobre el cielo del desastre.  Buscan carroña política y económica para saciar su gula disfrazada de justicia.

Octubre, 2017.

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