UN POLICÍA MATÓ A UN PERRO
Todo dio principio el domingo pasado, cuando los del 911 recibieron una mentada, (perdón) una llamada, que en la calle de Carburo, en la 11 de Julio, de Mineral de la Reforma, les dijeron que había unos borrachos tomando en la calle, orinando donde querían y decían puras mentadas, que tenían que taparle las orejas a los niños que pasaban por el lugar, por el temor a que luego las repitieran.
Aparte de eso algunos estaban, como el Tigre de Santa Julia en plena calle, sin importarles la gente que pasaba. Para atender el reporte y no hacerla cansada, mandaron a dos motociclistas, con el fin de que convencieran a los jóvenes y dejaran de tomar en vía pública, o se metieran a sus casas.
Cuando llegaron los motociclistas, se orillaron junto a los tomadores, uno de los policías se estaba bajando de su caballo de acero, cuando uno de los borrachos le aventó una botella, que si no se agacha le pasa lo que al perico. Luego otro le aventó otra botella, que si no hubiera llevado su casco de bacinica lo desmadra.
El borracho le dijo al policía palabras gruesas, amenazándolo de que lo iba a madrear y le mentó la madre, después se echaron a correr por diferentes partes, pero los agentes de la policía, demostraron su valor y los corretearon, los otros dos se los perdieron, pero el uniformado iba por el que lo golpeó sin perderlo de vista.
El agresor se metió a su departamento y con rapidez, soltó a su perro de raza Pit Bull, a quien le ordenó: “Mátalo”, ‘’acaba con él’’, el perro muy obediente, se le aventó al policía que lo tumbó, y le mordió el brazo derecho, mientras el otro policía, trataba de quitárselo de encima, el borracho le daba de golpes en la cara y le daba de patadas, sabiendo que al caído no se le pega.
El otro policía ayudaba a su compañero, apoyo para quitarle al perro de encima, al verlo que ya eran dos contra uno, el dueño del perro se subió hasta arriba del condominio, el policía no quitaba el dedo del renglón y lo siguió, al momento llegaron varios uniformados para seguir la persecución, encontrando en la azotea al borracho, que con desesperación tocaba la puerta de un departamento gritandoles a todo pulmón que le abrieran.
Al tener cerca a los uniformados, quebró una ventana y les aventaba pedazos de vidrio a los patrulleros, que movían la cabeza de un lado a otro para esquivarlos.
Al verse perdido, volvió a llamar a su perro, ordenándole: “Acábalos a todos, destrozalos”.
El perro le obedeció y les aventaba de mordidas a las motocicletas, que ya había agujereado los tubos de sus botas. Pero uno de los policías heridos, sacó su pistola y le disparó al perro, dándole en toda la madre, que cayó sin decir “guau”, pero luego se levantó el animal y corrió como loco cayendo desde lo alto, estirando las patas.
El balazo apaciguó al enardecido borracho loco, que fue sometido a madrazos y por las moscas le pusieron los candados de seguridad, lo remitieron al área de retención.
Pero esto no terminó ahí, llegó la madre del detenido y en lugar de dialogar con los agentes para llegar a un convenio, les echo madres, amenazandolos, diciendo que no saben con quien se había metido, porque su esposo tienen muchos conocidos, “se van a repetir de lo que le hicieron a mi perro y los madrazos que le dieron a mi hijo’’.
Le enseñaron a la señora el camino por donde entro y la sacaron, le dijeron que se largara a echar pulgas a otro lado, porque de lo contrario iban a llamar a una mujer policía que le diera en la madre y terminará como su perro. Ya para no hacérselas de tos, el agente lesionado, por las mordidas y los golpes que recibió, lo trasladaron a la Cruz Roja, donde le dieron medicamentos y recomendaciones, que corresponden a las heridas, de lo demás se reporta fuera de peligro.
Un médico dijo a su comandante que lo vigilarán muy bien al policía mordido por el perro, si lo venían que correteaba a sus compañeros, lo llevaran de volada al antirrábico.
LO ASALTARON LOS POLICÍAS
Juan José Jiménez García, estaba que se lo cargaba toda la grosería, no le calentaba ni el sol, cada paso que daba moviendo la mano hacia arriba, soltaba una mentada de madre.
Porque dijo que lo asaltaron unos policías que iban en una patrulla nueva, él no comprendía que son de los que no pasaron la prueba.
Decidió ir a poner su demanda al Ministerio Público, aunque sabe que se la podían hacer de pez, e iba a perder su tiempo. Estaba entre sí o no, pero de una vez se decidió, le dijo al agente social que dos uniformados de esa delegación lo asaltaron y por eso los va acusar.
Le dijo que sin motivo alguno fue detenido, le dijeron que era una revisión de rutina, eran tres gendarmes que se tapaban la cara con una capucha para que se dieran cuenta que andaban borrachos, porque apestaban a pura teporocha.
Dijo que el viernes pasado caminaba sobre la calle de Instituto entre Francisco Berriozabal y Juan C. Doria, iba para el barrio del Atorón. Eran como cuarto para las doce de la noche y de momento se le paró una patrulla y le gritaron que se parara. Lo hizo y le dieron que se atravesara la calle y se acercará a la patrulla.
Comentó Juan José que caminaba solo, iba hablando con su greñuda vieja, para decirle pusiera a calentar los frijoles, porque en 10 minutos llegaba a su casa. Los gendarmes no dejaban de gritarle que se acercara, porque si no lo hacía iban a ir por el.
Para no hacérselas cansadas obedeció la orden y un sujeto lo revisó de pies a cabeza, Juan José protesto, les dijo que no tenían porque pasarlo a la báscula, el es un ciudadano trabajador.
Uno de ellos, el que le hizo la revisión, le dio un coco, le dijo que se subiera a la batea de la camioneta. Porque se lo iban a llevar, en esos momento Juan José, reaccionó enojado y les dijó que no tenían porque llevárselo, si el iba camino a su casa: “Si vengo hablando no estoy loco, le estoy hablando por el celular a mi vieja, para que tenga lista la cena. Así que no me subo”.
Su respuesta les cayó como patada de mula a los gendarmes, quienes se bajaron dos más y lo pusieron con la manos atrás y le exigieron que les entregara su teléfono celular y que sacara de sus bolsas todas sus pertenencias, porque se ve muy sospechoso y tiene cara de cacomixtle.
Le dieron matanga dijo la changa, con un celular marca Alcatel y 600 pesos en efectivo. Según dijo el denunciante, dos de ellos iban cubiertos de la jeta y despedían aliento alcohólico. Después de que le quitaron sus cosas, uno de ellos le dijo. “Quédate pegado a la pared y no vayas a voltear a vernos, porque si lo haces te fusilamos”.
Así me quedé obedeciendo, porque estos gueyes hablaban en serio, “me dieron una patada en la cola, que me sacaron el aire, se subieron a la patrulla, escuche el acelerón que le dieron y cuando voltee a verlos ya no estaban, se habían perdido en la calle de Abasolo”.
Por ese motivo Juan José, fue a las instalaciones de la Secretaría de Seguridad en la calle de Gómez Pérez y habló personalmente con el Ministerio Público para que iniciaran con la carpeta de investigación con número único por los delitos de asalto y robo de la policía.
“Llegue a mi casa y mi vieja estaba enojada porque la había dejado con la cena lista, quiso pelear conmigo pero me vio que estaba como agua para pelar pollos y mejor se quedo callada, se salvó de una madriza”.
Al día siguiente fue a ver que pez, con su carpeta de investigación y había otra persona denunciando lo mismo, fue víctima a manos de los Policías Municipales y por la misma colonia, “de que se trata”, con nuestros impuestos les pagamos el sueldo a los gendarmes para que nos cuiden de los delincuentes y resultan que son ellos, mencionó Juan José.
Dijo que desgraciadamente la muina lo cegó y no pudo ver el número de patrulla, pero va andar por todo Pachuca por las noches y conoció al que le quitó el celular, su semana que le habían pagado y se las va a pagar.
ENCARCELAN A CUATRO POLICÍAS
Los acusan en el municipio de Zimapán por asesinos. Ellos se defienden como gatos boca arriba, piden a las autoridades mayores, que investiguen lo que pasó. Dicen que están acusados de homicidio doloso, en agravio de un infractor del reglamento de tránsito.
Dicen que un borracho estaba escandalizando en vía pública, lo fueron a controlar, pero se les puso a las patadas, como a dos de ellos les rajo el hocico, le dieron un escarmiento y se les pasó la mano.
La Procuraduría General de Justicia en el Estado de Hidalgo, dio a conocer que los cuatro policías fueron llevados al Cereso de Ixmiquilpan, vinculados a proceso por un juez de control.
De acuerdo con la información en las carpetas de investigación, Gabriel, Alberto, Roberto y Mario, están acusados de un crimen en contra de A.C.A. de 37 años. Esta es una Historia para que ustedes lo juzguen antes del juez de control.
Lo agarraron porque estaciono la camioneta en un lugar prohibido, en el centro de Zimapán, Hidalgo.
Los policías fueron a decirle que ahí no se podía estacionar, que por favor la quitará. Pero les dijo el chofer que no lo haría y trato de aventar un golpe a uno de ellos, quienes entre los cuatro lo agarraron para neutralizarlo y se estuviera quieto.
Se dice en su declaración de que cuando lo soltaron cayó al suelo y cuando lo subieron a la camioneta para llevarlo a la delegación, vieron que sangraba abundantemente de nariz y boca. A ellos le sudó la cola, le quitaron las esposas y lo llevaron al centro de salud, pero se les murió en el camino.
Tomó conocimiento el agente del Ministerio Público de los hechos, y ordenó el peritaje para establecer la causa de la muerte, e iniciar una investigación.
A simple vista el hombre presentaba lesiones en varias partes del cuerpo y para que no hubiera equivocación, el hombre fue enviado al Servicio Forense, para saber la causa de la muerte. Y dieron este veredicto: “Fue una bronco aspiración homérica por congestión pulmonar traumática”.
Los agentes y el perito en criminalística investigan, qué dijeron los testigos y los cuatro policías que participaron en los hechos, que le causaron la muerte.
Así en esa forma los cuatro policías fueran trasladados al cereso de Ixmiquilpan y con los elementos presentados por el Ministerio Público, fue el juez dictó la vinculación de proceso para efectos de la investigación. Por lo tanto se quedaron encerrados.