Turquía, que cuenta entre su población con entre 15 y 20 millones de kurdos, ha sido categórica en su oposición al referéndum, a pesar de la alianza que mantiene con Barzani (relaciones comerciales y económicas a cambio de que no dé santuario a los independentistas kurdos turcos del PKK, Partido de los Trabajadores del Kurdistán).
Mientras los kurdos iraquíes esperan los resultados oficiales del referéndum de independencia del lunes, su eco ya se ha sentido en toda la región.
En contra de la propuesta del presidente regional, Masud Barzani, el Gobierno central se niega a negociar la posible secesión. Y el primer ministro le ha dado 72 horas para que entregue el control de los aeropuertos internacionales; si no lo hace, le impondrá un embargo aéreo.
Mientras Turquía subía el tono de su retórica, los kurdos de Irán se han manifestado en solidaridad con los hermanos iraquíes. Y el Gobierno de Siria, temeroso del contagio dada su vulnerabilidad, ha sugerido que podría contemplar una autonomía para su propia población kurda.
El triunfo del sí está garantizado. Quienes se oponían a la pertinencia de la consulta, simplemente no participaron. Sólo queda saber el grado de respaldo a la independencia, que según los datos avanzados por la cadena de televisión Rudaw supera el 90%. Algo más de 3,3 millones de electores acudieron a las urnas, de acuerdo con la Comisión Electoral, lo que deja la participación en el 72,16%. No obstante, en la provincia de Suleimaniya, feudo de la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK), el rival del Partido Demócrata de Kurdistán (PDK) de Barzani, se quedó en un 50%.
Pero las cifras no conmueven a Bagdad. El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, declaró el martes que su Gobierno no va hablar con el regional kurdo de los resultados del referéndum ni a abordar la secesión en el futuro.
De poco sirve que Barzani haya subrayado que no va a declarar la independencia de inmediato y que quiere negociar la separación.
Al Abadi, que se encuentra ante una gran presión de sus rivales políticos para mostrarse firme, ordenó la víspera, a instancias del Parlamento, el despliegue de las fuerzas de seguridad en las “zonas en disputa”.
Además en un gesto significativo, soldados iraquíes se han unido a unas maniobras militares que el Ejército turco lleva a cabo en la frontera común desde hace una semana. Desde su inicio, los observadores las han interpretado como una advertencia al Gobierno regional kurdo.