La extrema derecha entra en el Parlamento alemán

Primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial

    •    AfD, partido que nació en 2013, contra el euro logra 12,6% del voto con su discurso islamófobo y antiinmigración


El caso de AfD podría recordar al de los partidos de extrema derecha y populistas que han proliferado en otros países europeos, pero la historia de Alemania convierte su ascenso en un desafío de relevancia y complejidad. Es un caso extraordinario porque, a diferencia de lo sucedido en países europeos inmersos en crisis económicas y sociales, la emergencia de la ultraderecha se produce en un contexto de bonanza histórica con pocos precedentes
El temido pronóstico se ha cumplido y la entrada de Alternativa por Alemania (AfD) en el Bundestag ha hecho temblar los cimientos de la democracia alemana. Nunca desde la Segunda Guerra Mundial un gran partido de extrema derecha había participado de la vida parlamentaria de este país, cuyo pasado nazi había hecho hasta ahora impensable un resultado como el de estas elecciones.
AfD quedaría situada en tercer lugar, con 12,6% de los votos y 94 escaños (asignación provisional) en una Cámara que ahora tenía 631 diputados y que pasará a tener 709. Su presencia en el Parlamento implica la irrupción del discurso islamófobo y anti europeo en el corazón de la democracia alemana.
“Vamos a recuperar nuestro país y nuestro pueblo”, dijo Alexander Gauland, colíder del partido tras conocerse los resultados, con unas declaraciones que calcan uno de los mantras del presidente de EU, Donald Trump. “Que se vayan preparando”, alertó Gauland.
Alice Weidel, economista joven y cosmopolita que comparte candidatura con el periodista jubilado Gauland, consideró: “ha sido un resultado maravilloso. Hemos llegado para quedarnos”, advirtió en el cuartel general del partido poco después de conocerse las primeras proyecciones. Weidel anunció que aspiran a poner en pie una comisión parlamentaria de investigación contra Angela Merkel, para indagar si violó la ley al permitir la entrada de más de un millón de refugiados en los dos últimos años.
La canciller, Angela Merkel, vencedora de los comicios, reconoció que la llegada de la ultraderecha al Parlamento es “un gran desafío” y se ha propuesto “ganar de vuelta a esos votantes de AfD”.
Afd nació en 2013 para protestar contra el euro. Ese año logró 4,7% en las generales, que casi le abre las puertas del Bundestag. Pero con el paso de los años se ha ido transformando y radicalizando hasta acabar convertido en un partido antiislam y antiinmigración.
Su discurso se ha ido radicalizando a golpe de encuestas porque, como reconocen fuentes del partido, la estrategia pasa por asegurar al núcleo duro de seguidores y llegar al Parlamento. Exaltar la labor de los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial o pedir “se deshicieran” de una secretaria de Estado de origen turco han sido algunos de los escándalos que han protagonizado y que, sin embargo, no han disuadido a sus votantes.

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