El Papa Francisco ya regresó a Roma
• El Pontífice pide a Trump que repiense la ley que pretende expulsar a 800.000 “dreamers” y alerta de las consecuencias de obviar el cambio climático
El fin del programa que permite permanecer legalmente en Estados Unidos a los llamados dreamers (soñadores), los inmigrantes sin papeles que llegaron al país siendo menores (unos 800.000), y su consecuente expulsión del país que defiende el presidente Trump, ha sido otro de los temas en los que más se ha explayado el Papa. “Separar a los jóvenes de la familia no da un buen fruto.
El papa Francisco, con un moretón en el pómulo izquierdo y una tirita en la ceja, aparece entre las filas del avión papal. Después de cinco días viajando por Colombia tratando de limar las asperezas que ha suscitado el proceso de paz entre dos sectores completamente divididos de la sociedad, atiende a los periodistas para hablar de otras cuestiones como la crisis de Venezuela, Corea del Norte –donde cree que hay una lucha intereses que se le escapan- los dreamers o el cambio climático. Media hora después de despegar, algo cansado por una abrumadora agenda y todavía en el espacio aéreo colombiano, responde a la mayoría de preguntas hasta que la rueda de prensa se da por zanjada por el aviso de turbulencias.
Uno de los temas recurrentes del viaje, por su proximidad geográfica, ha sido Venezuela. El Papa se había ya referido en dos ocasiones al conflicto político y la crisis humanitaria que vive el país bajo el régimen de Nicolás Maduro. Además, se vio con un grupo de obispos venezolanos después de la gran misa de Bogotá.
Pese a que el portavoz del Vaticano negó que fuera una reunión, los obispos aseguraron que habían sido convocados a ello y lo anunciaron a bombo y platillo en Twitter. Algo que ilustra lo delicada que es la situación para el Vaticano, que hace equilibrismos diplomáticos para no ser instrumentalizado por ninguno de los bandos enfrentados. Aunque, a menudo, eso termine viéndose desde los sectores de la oposición o de la propia jerarquía católica de Venezuela como un síntoma de excesiva tibieza.