Malos días para el sur del país: huracanes y terremotos
• La localidad de Oaxaca es la más golpeada por el terremoto de 8,2 del jueves
En Juchitán, la gente quiere que no haya pasado lo que pasó. Están acostumbrados a las inundaciones. Ayer, por ejemplo, sábado 9 de septiembre, el río Los Perros apura el cauce y pasa un palmo y medio por encima del puente que junta las dos mitades del pueblo. El agua no es para tanto.
Los vecinos conocen el río, saben cuándo crece y cuándo baja un hilo de agua, cuándo no pasa nada y cuándo hay que salir corriendo. Pero los terremotos… Ojalá, decía la señora Andrea Guadalupe, que no hubiera pasado lo que pasó.
El pueblo de Juchitán, en Oaxaca, es el peor parado del sismo del jueves, el más fuerte que se ha sentido en México en 85 años. De magnitud 8,2, los vecinos no recuerdan nada parecido. Mencionan temblores, pero nunca como lo de la otra noche.
El resultado, decenas de muertos, de heridos, sobre todo en el sur del país. Un buen puñado de edificios y casas derrumbadas, entre ellas, la de la señora Guadalupe, que tiene en torno a 55 años y es maestra.
“Yo estaba con mi hermana y con mi hijo haciendo la tarea”, contaba el viernes por la noche. “Tenía que escribir el nombre de unos animales. Uno era una cotorra de plumas brillantes, de las de Venezuela. Me acuerdo. Y entonces empezó a temblar. Agarré a mi hijo y nos metimos debajo del arco. Y justo se cayó el techo”.
Juchitán está muy cerca del mar, a poco más de 100 kilómetros del epicentro del sismo, localizado frente a la costa de Chiapas. De Juchitán son al menos 36 de los 61 muertos que se conocen hasta la madrugada del sábado. Casi todos los demás son de municipios cercanos. Casi todos murieron aplastados por techos, paredes y bardas.
México ha declarado tres días de luto oficial, mientras las réplicas del terremoto —más de 300 el viernes— angustian a la población.