RETRATOS HABLADOS

* Primer Informe: nuevos tiempos

Uno de los objetivos largamente esperado de un informe de gobierno, se logró por vez primera el día de ayer, cuando el gobernador, Omar Fayad Meneses, decidió acudir junto con todo su gabinete a entregar el documento en que da pormenores de lo alcanzado en su primer año de administración.
    Esta acción que tendrá como punto culminante la glosa, a la que se espera acuda cada uno de sus Secretarios y Secretarias, dio paso a un momento fundamental en el ejercicio del poder en Hidalgo: el diálogo abierto, sin cortapisas, entre diputados de todos los partidos políticos y el mandatario hidalguense.
    Apenas ayer, algunos ya criticaban que el Jefe del Ejecutivo estatal, al señalar que si bien terminaba con eventos fastuosos al enviar a su Secretario de Gobierno a entregar el informe, cancelaba la posibilidad de encontrarse con los representantes populares.
    Sucedió sin embargo que Fayad Meneses decidió que debía estar en el Congreso del Estado, pero no simplemente para leer un mensaje, sino establecer un diálogo con todos y cada uno de los legisladores, quienes tuvieron la oportunidad de cuestionar el desarrollo de su gestión al frente del gobierno de la entidad.
    Por muchas razones se antoja que este ejercicio, tan común en países europeos, sea el primer paso para que ambos poderes establezcan una relación directa, ajena a conjuras políticas, y sí en cambio con el objetivo sustancial de generar consensos en bien de los habitantes de Hidalgo.
    Merece especial atención la actitud asumida por los diputados y diputadas, que de manera seria y constructiva, plantearon inquietudes fundamentales en materia de obra pública, salud y educación, pero sin caer en la tentación del lucimiento personal con discursos o actitudes incendiarias. Como pocas veces acudimos a un evento republicano.
    Evidentemente todo lo anterior tiene que ver con el concepto que cada quien tenga del poder, y al menos por lo observado, el gobernador empieza a definir un estilo en su manejo (del poder) que no solo resulta interesante, sino sano para una sociedad que se había acostumbrado a que los gobernantes, entre más alejados mejor.
    No solo se trataba de acabar con un larguísimo período en que los informes eran la cereza del pastel en el culto a la personalidad, sino sustituirlo por un evento en que se dejara sentado de una vez por todas, que quien llega a la primera magistratura estatal mantiene una condición de simple mortal igual que todos, y que por lo mismo siempre estará urgido del diálogo con los que representan a la entidad que gobierna.
    Evidentemente la exposición a legisladores de todos los institutos políticos implica que no haya coincidencias ideológicas, y muchos menos un trato preferencial, casi salamero para el que acude a dialogar con ellos; pero tampoco la confrontación en automático que jamás lleva a ningún lado.
    Por el contrario, el diálogo sincero, honesto en lo intelectual, es la piedra angular de una administración que busca, por sobre todas las cosas, mantener un ejercicio del poder a ras de suelo, es decir amarrado a la realidad y no al mundo fantástico que tarde o temprano crea quien decide gobernar en solitario, con oídos sordos a la eventual crítica.
    Y eso es lo importante, lo vital en este informe del que fuimos testigos: el poder real es el que logra propiciar el encuentro entre quienes no piensan lo mismo, pero sí tienen el objetivo compartido de buscar mejores condiciones para los habitantes de un estado tan necesitado como Hidalgo.
    El poder real es el que lleva a quien lo ejerce, a dejar los caminos adornados para el lucimiento personal, -que dura lo que dura un fuego de artificio-, y a cambio buscar que la gubernatura sea el reto de no dejar de sentir, de dolerse por lo que un pueblo como el hidalguense sufre; de no olvidar jamás que solo con base a la empatía, fruto de caminar con los zapatos del otro, es posible ser esperanza real de que las cosas cambien.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    El poder real es el que lleva a quien lo ejerce, a dejar los caminos adornados para el lucimiento personal, -que dura lo que dura un fuego de artificio-, y a cambio buscar que la gubernatura sea el reto de no dejar de sentir, de dolerse por lo que un pueblo como el hidalguense sufre; de no olvidar jamás que solo con base a la empatía, fruto de caminar con los zapatos del otro, es posible ser esperanza real de que las cosas cambien.

    

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