Holanda, donde bien morir es cotidiano

Eutanasia para enfermos terminales… y otros

    •    El 4% de los holandeses falleció en 2016 por eutanasia. La mayoría tenía cáncer y se la practicó su médico de cabecera


La Ley de Eutanasia entró en vigor en Holanda en 2002, y penaliza su mala práctica hasta con 12 años de cárcel. Pero “la vida no es una obligación”, dice el hermano de Mark, Marcel Langedijk, en un libro que ha escrito sobre aquello
El holandés Mark Langedijk tenía 41 años cuando pidió la eutanasia, en julio de 2016. En la plenitud de su vida era alcohólico, padecía depresión y un trastorno de ansiedad. Divorciado y con dos hijos pequeños, había entrado y salido de 21 clínicas de desintoxicación en un intento por superar sus problemas. Murió en su casa. Estuvo acompañado por sus padres, sus hermanos, un primo y su mejor amigo, un párroco. La vecina preparó una sopa y comieron y bebieron hasta que llegó el momento de la despedida, cuando el doctor le inyectó una sustancia letal.
Su caso levantó enorme polvareda, porque Mark no era un enfermo terminal. Tampoco padecía una demencia aguda que le robara la lucidez. Sin embargo, su médico de cabecera consideró que su sufrimiento, y su dependencia del alcohol, eran insuperables.
Jacob Kohnstamm, presidente del organismo oficial que analiza a posteriori los casos (la Comisión Regional de Revisión de la Eutanasia), recalca que “la eutanasia es una posibilidad, no una obligación”. “Creo que gracias a ella la gente vive más; es un alivio saber que el médico te ayudará si el dolor es insoportable y el mal irreversible”, agrega.
La ley holandesa considera eutanasia tanto la practicada por el médico, como la ayuda al suicidio (el paciente toma una sustancia preparada por el doctor) y la combinación de ambas. Y contempla la objeción de conciencia del facultativo. “Tener una ley que permita hablar con el paciente es siempre mejor que recurrir a una sedación paliativa masiva sin decírselo. Es un acto médico para combatir el dolor, sin duda, pero el enfermo puede morir con ello y tal vez no lo haya pedido”, apunta Kohnstamm.

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