• El Primer Año
A punto de llegar a su primer año de labores al frente del Poder Ejecutivo de Hidalgo, el gobernador, Omar Fayad Meneses, tiene un panorama claro de la forma como trabajan, o dejan de hacerlo, los diferentes grupos políticos que por supuesto se mantienen vivos, y en no pocos casos con un ansia creciente de hacer valer su pesos específico, sin importar que para esto obstaculicen el desarrollo de los diferentes proyectos de la actual administración gubernamental.
En estos primeros doce meses de administración, Fayad Meneses supo de primera mano de las tretas y chantajes de organizaciones como Antorcha Campesina, pero también del Grupo Universidad, que a toda costa buscó orillarlo a un enfrentamiento para medir fuerzas, pero que al final del día se quedó en el teatro de siempre, montado por el propietario de nuestra Máxima Casa de Estudios, que ha derivado en una creciente falta de credibilidad entre la comunidad universitaria, pero también entre sus fieles seguidores.
El caso de Antorcha, auto-investida como la defensora de todos los pobres del Estado, y que a toda costa busca llenar sus arcas con millonarios presupuestos, merece una mención aparte, porque acostumbrados a recibir lo que pedían mediante plantones y marchas, amén de advertir que harían manifestaciones con cientos de miles y miles de sus seguidores, hoy observan que tendrán que asumir otra actitud que no sea el chantaje.
Y por supuesto deben ser mencionados los grupúsculos de poder que sexenio con sexenio, desde adentro, se habían transformado en algo así como verdaderos tótems de la sabiduría política, al grado de hacer famosas sus reuniones con un toque de misterio, donde arreglaban y desarreglaban el pasado, presente y futuro de la entidad.
Hoy la realidad los coloca en su justo nivel, e incluso una de estas cofradías marcó el final de su existencia con un aviso público.
Otras se mantienen vigentes y no cesan de presionar para intentar recuperar lo que se pueda de un poder amplísimo que manejaron a su entero gusto durante mucho tiempo.
Fayad Meneses llega a su Primer Informe de Gobierno con un saldo positivo fundamentalmente en el desarrollo económico, donde la incorporación de José Luis Romo, un joven considerado casi genio en la materia, la ha funcionado de manera exacta, y hoy por hoy se vislumbra un futuro promisorio en la tarea vital de crear empleos bien remunerados.
A lo anterior se suma un manejo escrupuloso de los recursos económicos con una secretaria de Finanzas que ha sabido aplicar una estricta disciplina financiera a cargo de su titular, Delia Jessica Blancas Hidalgo, que por principio de cuentas cerró el grifo de los dineros a quienes tenían por costumbre recibirlos por ser parte de uno de tantos grupos que se dedicaban a tareas de videntes políticos.
Y por supuesto, en este breve recuento de los funcionarios que han sido clave para poner en marcha la todavía naciente administración gubernamental, es preciso mencionar a la Contralora, Citlali Jaramillo Ramírez, con toda seguridad la funcionaria emblema de la gestión del gobernador Fayad Meneses, no solo por reunir un perfil considerado de una funcionaria de una pieza, incluso dura a la hora de cumplir sus tareas, sino porque ha dado certeza a la ciudadanía de que bajo ninguna circunstancia se permitirán actos de deshonestidad y/o corrupción.
Estamos ante los tres secretarios con el perfil más alto en el primer año de gobierno del actual sexenio, a los que se espera se sumen otros como la secretaria de Educación Pública, Sayonara Vargas, que está en camino de consolidarse como otro de los pilares en que se ha cimentado la administración de Omar Fayad.
Un primer año que se antoja interesante, y que deberá cerrar el capítulo de las investigaciones a la pasada administración estatal con los elementos que se tengan a la mano, porque bajo ninguna circunstancia resultaría saludable empezar un segundo año de gobierno en esa misma vertiente. Lo que suceda en lo legal, deberá suceder. Así de simple.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajurez.mx
@JavierEPeralta
CITA:
En estos primeros doce meses de administración, Fayad Meneses supo de primera mano de las tretas y chantajes de organizaciones como Antorcha Campesina, pero también del Grupo Universidad, que a toda costa buscó orillarlo a un enfrentamiento para medir fuerzas, pero que al final del día se quedó en el teatro de siempre, montado por el propietario de nuestra Máxima Casa de Estudios, que ha derivado en una creciente falta de credibilidad entre la comunidad universitaria, pero también entre sus fieles seguidores.
