El mundo fantástico de los panistas
Alfredo Ortega, “El Capi”, es sin duda un cirujano de altos vuelos. Uno de los pocos que ha podido volver a colocar una mano a una persona que la había perdido en un dramático accidente. Es decir no es cualquier profesionista. Pero de esa grandeza que tiene como médico a las actitudes en el asunto político, hay un mar de diferencia. Poco razonable, iracundo, señor de los absolutos, “El Capi” no mide sus apreciaciones cuando de hacer críticas lapidarias al gobierno federal priísta se trata. Porque poner como ejemplo de inteligencia y no se cuántos atributos al ex presidente Calderón se antoja una locura. Y es que pocos jefes de la nación han hecho tanto daño al país como un irascible Felipe Calderón. Alguien debe recordar que para legitimar su sexenio, luego de un robo descarado al entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, puso en marcha una guerra absurda y estúpida contra el narcotráfico que hoy mismo cobra más y más víctimas. Es decir, no se puede perder de perspectiva lo que debe ser catalogado como un acto criminal, al sacar a las calles al Ejército sin medir consecuencias, sin tener un plan real de acción contra el crimen organizado. Calderón deberá pagar un día por lo que hizo, y por supuesto la ciudadanía deberá recuperar un día la memoria para encontrar los orígenes de la ola de violencia que aún sacude a la nación. Pero ponerlo como ejemplo de inteligencia mi querido “Capi”, sólo se justifica como una vacilada.
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Pachuca, el Reloj, la Plaza Independencia, los inquisidores
Primero se autonombraron únicos y auténticos defensores del patrimonio histórico de la capital hidalguense. Es decir que, aquí sí, a nadie consultaron para saber si gozaban de su apoyo para autoerigirse en los inquisidores de la Plaza del Reloj. Pero bueno, así se las gastan. Luego decidieron que toda obra que se pensara realizar en la Plaza Independencia tenía que ser aprobada por ellos, porque ya autonombrados, luego entonces habían adquirido poderes excepcionales para dar visto bueno o visto malo. Después, ya encarrerados, anunciaron que serían los únicos con el poder para otorgar “patente de monumento histórico” y nadie más. Y dicho así, a unas bancas de yeso que un ex alcalde hizo pasar de cantera junto con el kiosco, anunciaron que pecado, y mortal, sería derribarlas. ¿La razón, el sustento? Ninguno, pero como ellos lo dicen, luego entonces malnacido y maldito el que ose contradecirlos. Y la historia seguirá y seguirá. Por mi parte puedo jurar que nunca fui convocado a una reunión o consulta para otorgarles el nombramiento de Inquisidores Oficiales del Municipio. Lo juro.
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Debates, no es asunto de cobardía sino de táctica
Sun Tzu, en su texto clásico “El Arte de la Guerra”, recomienda: “Los buenos guerreros hacen que los adversarios vengan a ellos, y de ningún modo se dejan atraer fuera de su fortaleza. Si haces que los adversarios vengan a ti para combatir, su fuerza estará siempre vacía. Si no sales a combatir, tu fuerza estará siempre llena. Este es el arte de vaciar a los demás y de llenarte a ti mismo”. Viene lo anterior ante los insistentes gritos de desesperación de las candidatas a legisladoras federales por Pachuca, que retan al abanderado tricolor, Alfredo Bejos, a un debate que en nada beneficiaría a quien no tiene necesidad de acudir a un evento de este tipo. Porque hay que aclararlo, no es una demanda de la ciudadanía ni mucho menos. Es una patada de ahogados de los que ya perdieron la elección desde estos mismos momentos, y muy tonto sería Bejos en aceptar ir a un evento del que no sacaría absolutamente nada. No se trata de un acto democrático ni mucho menos, seamos claros. Una elección es una verdadera guerra y el que conozca más a fondo a Sun Tzu, es probable que tenga más probabilidades de ganar.
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