Espiando a los ciudadanos a través de Pegasus

Este software creado para espiar bandas criminales y terroristas, es usado en México para vigilar a periodistas como Carmen Aristegui, Carlos Loret de Mola,  Rafael Cabrera y Sebastián Barragán, entre otros comunicadores; a los  abogados encargados de la investigación de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, a Juan Pardinas, quien redactó y promovió la Ley anticorrupción 3de3

 
En gobierno de México ha demostrado su incapacidad para espiar e infiltrar al crimen organizado, pero no para vigilar a periodistas y defensores de derechos humanos. El software conocido como Pegasus, del cual se ha venido hablando desde 2013 cuando el diario británico “The Guardian” informó que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) a través de él estaba recolectando los registros telefónicos de decenas de millones de estadounidenses y líderes mundiales, incluida la Canciller de Alemania, Angela Merkel, la presidenta de Brasil de entonces, Dilma Rousseff, presidente de Francia, François Hollande, y el propio presidente Felipe Calderón, ahora provoca un escándalo de espionaje en México.
 
En 2013, Edward Snowden tuvo la valentía de oponerse a lo que en su momento consideró que no era ético en este mundo global, en el cual las comunicaciones han acercado pueblos, comunidades y ciudadanos, rompiendo las barreras culturales y lingüísticas, provocando una segunda revolución industrial; esto es, al espionaje por parte de su país en todas las comunicaciones orales y escritas entre personas a nivel planetario, a través de las nuevas tecnologías.
 
En su declaración Snowden planteó entonces: “Hace poco más de un mes tenía una familia, un hogar que era el paraíso y vivía con mucho confort”, y como seguramente otros lo siguen haciendo afirmó que en su trabajo él “tenía la capacidad de buscar, tener acceso y leer” nuestras comunicaciones “sin tener ninguna orden; podía tener acceso a las comunicaciones de cualquier persona en cualquier momento, ese es el poder para cambiar el destino de las personas”, reconociendo que era “un miembro de alto rango de los servicios de inteligencia” de sus país, la NSA.
 
Ahora en México se deja la ética a un lado, pero no para luchar contra el crimen organizado, sino para neutralizar a sus ciudadanos. Pegasus, es un software que se infiltra en los teléfonos inteligentes y otros dispositivos electrónicos para monitorear todos los pormenores de las actividades diarias en los medios de las personas a través de su celular, incluidas llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, los registros sobre contactos y calendarios, utilizando el micrófono y la cámara de los teléfonos para vigilar a sus dueños, convirtiendo los dispositivos en centros de espionaje móviles.
 
Este software creado para espiar bandas criminales y terroristas, es usado en México para vigilar a periodistas como Carmen Aristegui, Carlos Loret de Mola,  Rafael Cabrera y Sebastián Barragán, entre otros comunicadores; a los  abogados encargados de la investigación de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, a Juan Pardinas, quien redactó y promovió la Ley anticorrupción 3de3, a personas incómodas para el gobierno como Alexandra Zapata del IMCO y Daniel Lizárraga de MCCI, según la organización de Defensa de lo Derechos Digitales (R3D) y el The New York Times.
 
Pegasus, es un software que resulta imposible de detectar durante el hackeo de los teléfonos inteligentes, apoderándose de ellos y convirtiéndolos en dispositivos de vigilancia móvil. El software fue construido por una compañía llamada ONE Group y fue descubierto al ser utilizado en los Emiratos Árabes Unidos, lo que obligó a que Apple actualizará su sistema operativo iOS 9.3.5.
 
En 2012, el gobierno mexicano sólo disponía de un par de equipos donados por la Iniciativa Mérida para espiar teléfonos celulares y correos electrónicos; no obstante, las revelaciones hechas por el The New York Times, muestran que en lugar de que el gobierno mexicano buscará evitar ser espiado a través de los equipos donados por los Estados Unidos, ha decidido utilizar los equipos donados y la compra de tecnología adicional, como el software Pegasus, para espiar a sus propios ciudadanos.
 
Qué conversación telefónica puede estar a salvo, qué número de qué compañía, si estamos a merced de miles de hombres y mujeres que escuchan nuestras conversaciones, las más ingenuas o las más íntimas; quién puede estar a salvo de ser escuchado o leído, cuando una palabra clave puede llamar la atención para saber de nosotros.
 
Y en este estado de cosas, donde la soberanía nacional ha sido puesta en segundo plano ¿A quién le importan las leyes?, si bajo el pretexto de proteger la integridad del país, se está dispuesto a leernos a escucharnos e ir tras nosotros sólo por creer que estamos confabulando en su contra. A caso al gobierno de México, que hoy cuestiona a otros gobiernos de América Latina, le interesa respetar las leyes o el Artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

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