Donald Trump se revolvió este viernes contra la investigación de la trama rusa. Confirmó que él mismo está siendo investigado por posible obstrucción a la justicia y atacó a quien ve responsable de ello, Rod Rosestein, el fiscal general adjunto.
Rosestein asumió la investigación tras la recusación de su jefe, Jeff Sessions, pero pronto nombró a un fiscal independiente para el caso, Robert Mueller. Y éste ha dirigido la linterna hacia Trump. Ha pesado en ello el despido de James Comey como director del FBI cuando dirigía las pesquisas, un cese abonado por el propio Rosenstein.
El camino que ha llevado a Trump a ponerse bajo el foco del Departamento de Justicia es tan enrevesado como el mensaje que publicó en su cuenta de Twitter ayer. “¡Estoy siendo investigado por despedir al director del FBI por el hombre que me dijo que despidiera al director del FBI! Caza de brujas”, escribió.
Es un ataque confuso, ya que el “hombre” al que se refiere es Rosenstein, quien elaboró un informe muy crítico con James Comey (por su gestión del caso de los correos de Hillary Clinton) que sirvió de base para que Trump lo cesara a primeros de mayo como director del FBI.
Este cese supuso desviaría de la investigación de la llamada trama rusa: la injerencia del Kremlin en las elecciones presidenciales americanas, algo que los servicios de inteligencia y la justicia americana dan por segura, y la presunta complicidad de miembros del equipo de Trump en esa operación, basada en una serie de ciberataques y difusión de noticias falsas que perjudicaran la candidatura de Hillary Clinton y favorecieran la llegada del republicano al poder.