Huevos con jamón…

Si somos analíticos, nos daremos cuenta que en nuestro andar por la vida, para hacerla exquisita y productiva, y no se convierta en un mar de rutinas que desmotive a disfrutarla, es esencial la presencia de muchos seres, y en no pocos casos, de uno que otro animal

 
Al revisar este platillo de corte internacional, es inevitable pensar que dos animales participaron directamente para que nosotros tuviésemos que degustarlo y saciar nuestra hambre o un simple antojo; uno de estos seres es la gallina que tuvo que poner su producto, es decir, los huevos; el otro, el marrano, el cerdo, el puerco, o simplemente el cuino, tantos nombres para un animal que está ofreciendo su vida en interés de nuestro apetito; luego entonces, en ese sencillo y exquisito platillo nos damos cuenta que la gallina está comprometida y el cerdo está involucrado.
 
Si somos analíticos, nos daremos cuenta que en nuestro andar por la vida, para hacerla exquisita y productiva, y no se convierta en un mar de rutinas que desmotive a disfrutarla, es esencial la presencia de muchos seres, y en no pocos casos, de uno que otro animal.
 
Caminar nuestra existencia esperando que las cosas sucedan no es nada recomendable para nuestra salud física y mental; necesitamos vivirla, motivarla, sangrar esa desidia que nos hace culpar a las circunstancias por todo lo malo que nos sucede, ¡tenemos que involucrarnos y no solo comprometernos¡.
 
Nadie llegará a nuestra casa a ofrecernos un trabajo, nadie nos pagará un salario por estar plácidamente dormidos en nuestra cama, ¡ya levántate y a darle duro al martillo¡ levántate para que también puedas con honor levantar la cara; vivir agachado no es vivir, estirar la mano para recibir lo que no has ganado es humillante y los seres humanos, que en nuestra infinita arrogancia nos sentimos los creadores del universo y galaxias circunvecinas, no podemos darnos el lujo de vivir humillados por culpa de nuestra indolencia, por culpa de nuestra flojera, por no involucrarnos con nuestros compromisos.
 
Por eso concluyo que nuestra vanidad nos exige poner ese adicional, ese aderezo que llena de agridulce a nuestra vida, esa adrenalina que se convierte en adictiva y la disfrutamos; necesitamos INVOLUCRARNOS Y NO SOLO COMPROMETERNOS; pues al igual que en el platillo al que ya he hecho referencia, tanto en nuestra vida personal, como en México, no basta como la gallina, solo poner los huevos, también es necesario que pongamos la vida, pues solo así nos sentiremos orgullosos de lo que hacemos.
 
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.
 
MIGUEL ROSALES PÉREZ
 
 

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