* Llevarla bien con el tiempo
A mí como a cualquiera que ya rebasa el medio siglo de vida, me espanta la llegada del mes de junio cuando apenas salen del recuerdo inmediato las festividades del fin de año pasado.
Es decir que me espanta la prisa que tienen los días por dejarnos muy en claro que en el ya clásico abrir y cerrar de ojos nos habremos convertido en adultos en plenitud, de la tercera edad, o como buscan llamarle de manera optimista, pero la realidad es que simple y llanamente nos transformamos en viejitos.
Igual que el sudor pegajoso de estas fechas, la vida se nos escurre, a veces intentamos agarrarla con ansiedad, pero el hecho es que camina a toda prisa y junio abre la puerta para que otro año empiece a correr los meses previos a que ahora el 2017 se acabe.
Sobrevivir a la mitad de un año ya es ganancia sin duda alguna, porque algunos que conocí se quedaron con las ganas, a una rayita de brincar mayo con la esperanza de que se cumpliera la sentencia de que luego de respirar en el sexto mes del año lo demás es pan comido.
El tiempo se cuenta de manera diferente luego de los cincuentas, y no, ya no es asunto de si es más rápido o no. Simplemente nos damos cuenta de que existe, de que es real y no un invento para fastidiarnos la existencia. Tan real que desfigura la belleza, y mujeres hermosísimas que conocimos, hoy simplemente ya no lo son.
Nadie es inmune a sus efectos. Nadie puede serlo aunque algunos aparenten serlo, pero el efecto es de muy corto plazo. Pasados unos años serán viejitos, viejitas y todo lo que eso implica.
Sin embargo hay los que saben reírse con los años, no porque hayan descubierto la fuente de la eterna juventud. No, eso es una vil mentira, y producen hombres y mujeres con plastas de maquillaje o cremas que nunca les devolverán los tiempos idos. Menos las cirugías que producen caras orientales al por mayor.
No, simplemente se han hecho tiempo, son tiempo, disfrutan el tiempo, han crecido en el tiempo, de tal modo que no le tienen muina, ni enojo ni nada. Son felices siendo viejitos.
A eso aspiramos todos, aunque es obvio que pocos lo logran. De hecho muy pocos.
La clave es que el tiempo no los devoró. Los respetó porque ellos hicieron lo mismo. Se llevan bien, se conocen (aquí sí “de tiempo”), y ni uno ni otro esperan más que lo justo.
Ese es el secreto, así dicen, de llevarla bien con el tiempo y no pelearse con él.
CITA:
El tiempo se cuenta de manera diferente luego de los cincuentas, y no, ya no es asunto de si es más rápido o no. Simplemente nos damos cuenta de que existe, de que es real y no un invento para fastidiarnos la existencia. Tan real que desfigura la belleza, y mujeres hermosísimas que conocimos, hoy simplemente ya no lo son.