Optimismo sin razón en el marco del TPP y TLCAN que no desea Trump

El presidente Trump poco ha cambiado en su posición respecto al comercio internacional. Sí el presidente estadounidense hubiera cambiado, después de sus 100 días en el gobierno, seguramente habría ratificado la participación de sus país en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP)

El optimismo del gobierno y de la iniciativa privada se convierten en una amenaza para el crecimiento, bajo la realidad actual y lo impredecible del presidente Donald Trump. Está demás señalar que durante los últimos 22 años México ha basado su estrategia de crecimiento y desarrollo en las oportunidades que le ha brindado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado por Canadá, los Estados Unidos y México para crear una zona de libre comercio, por la cual han circulado en estos años productos, servicios y capitales libremente, sin barreras aduaneras que obstruyan su circulación, salvo algunas excepciones com en el trasporte de carga.

A ese mercado México envía anualmente el 82% del total de sus exportaciones y eliminarlo, por considerar que no es ventajoso para los Estados Unidos ha sido el caballo de batalla del presidente Trump durante su campaña a la presidencia; ahora prácticamente trabajando para materializar sus promesas electorales y organizar su segundo mandato en 4 años, uno se pregunta si realmente el presidente estadounidense tiene interés en renegociarlo para modernizarlo o sí es sólo un pretexto para disolver esa zona de libre comercio y negociar tratados comerciales separados con México y los Estados Unidos.

No es lo que el gobierno mexicano espera, en su seno se sigue acariciando la idea de que el TLCAN sobrevivirá al presidente Trump y a su rechazo al libre comercio.  Nada más ingenuo suponerlo, pues sí el presidente Trump desea gobernar a su país por cuatro años más, deberá concretar todas sus promesas de campaña y el TLCAN no será la excepción.

Es lamentable que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), sólo por considerar que se puede negociar con el gobierno del presidente Trump y confiar en que México continuará teniendo ese mercado seguro para el 82% de sus exportaciones, 80% de las cuales envía a los Estados Unidos,  modifique sus previsiones de crecimiento para este año de entre 1.3% a 2.3% a entre 1.5% a 2.5%. Más lamentable, que Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) crea que las expectativas de crecimiento están mejorando.

El presidente Trump poco ha cambiado en su posición respecto al comercio internacional. Sí el presidente estadounidense hubiera cambiado, después de sus 100 días en el gobierno, seguramente habría ratificado la participación de sus país en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), lo cual no sólo no lo ha hecho, sino que al sacar a los Estados Unidos del TPP ha alimentado las ambiciones estratégicas y comerciales de China, situándolo ahora como el defensor del libre comercio, pero sin importarle ese hecho.

Se puede esperar del presidente Trump que conserve el TLCAN, la zona de libre comercio creada junto con Canadá y México en 1993. Por supuesto que no; el presidente Donald Trump sólo tres días después de tomar posesión firmó la orden ejecutiva para retirar a su país del TPP, Acuerdo que había sido diseñado por Washington y negociado durante años con once países de la región del Pacífico, México y Canadá entre ellos, a fin de consolidar su influencia estratégica en Asia.

Este fin de semana, en el marco del foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), efectuado en Hanoi, Vietnam, los ministros de comercio debaten sobre un plan de acción para revivir el TPP, después de la espectacular retirada estadounidense. Los gobiernos quieren que a principios de noviembre entre en funcionamiento el TPP y aún tienen esperanzas de que un día los Estados Unidos vuelvan, e incluso ahora, de que China pudiera sumarse al aceptar los estándares establecidos dentro del Acuerdo.

Sin embargo, el gobierno chino está trabajando en sus su propio proyecto de integración comercial regional y busca que muchas naciones se adhieran a él, a través del diseño de la nueva ruta de la seda, por ejemplo.  Para convencer a sus socios, Beijing subraya el potencial de este pacto comercial gigantesco que ha propuesto hace dos semanas, con un mercado gigantesco que incluiría a China y la India, un mercado de más de 3.5 billones de personas; un mercado de consumidores que, de acuerdo a los expertos, está creciendo más rápido que el de los Estados Unidos, apoyado por los aumentos salariales en varios de los países más poblados del mundo.

Para México, tener las esperanzas cifradas en los Estados Unidos, en sus éxitos o fracasos, en un solo mercado, no es el sinónimo de una política de desarrollo equivocada, que convirtió a México en un mono exportador durante los años de bonanza del petróleo, que hizo que sus fianzas dependieran durante décadas de los ingreso petroleros. Por qué ahora habría que tener confianza en la renegociación del TLCAN y en el TPP sin los Estados Unidos ¿Y por qué no comenzar a trabajar en un acuerdo comercial estratégico con China y dejar la dependencia política, económica y comercial de los Estados Unidos?.

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