Los 100 días de Donald Trump

El presidente Trump había prometido diez reformas en sus primeros cien días de gobierno, entre ellas eliminar el ObamaCare (seguro de salud)

Es posible que muchos cuestiones hoy las promesas del presidente Donald Trump, al igual que cuestionaron sus posibilidades de llegar al poder durante las elecciones presidenciales en los Estados Unidos; sin embargo, habría que tomar más en serio sus promesas y su determinación por concretarlas, pues de ellas depende sus segundo mandato y trabajará para lograrlo, sin duda.

El presidente Trump había prometido diez reformas en sus primeros cien días de gobierno, entre ellas eliminar el ObamaCare (seguro de salud); desregular los bancos; revisar los acuerdos comerciales, entre ellos el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); construir el muro fronterizo con México; contener la inmigración ilegal.

Es verdad que las cosas se le han complicado ya estando en el poder, pero no ha dejado un solo día de impulsarlas, de defenderlas y buscar la forma de materializarlas; por lo que sería mejor considerarla en los planeas de cualquier gobierno sensato a futuro, sobre todo las promesas sobre el comercio, las cuales pueden afectar la vida de millones de personas, como en el caso de México, país que envía anualmente el 80%, en promedio, del total de sus exportaciones anuales.

Por ahora, el presidente Trump está empeñado en sacar su reforma fiscal y reducir el impuesto a sociedades de 35% a 15% (El impuesto en México es del 30%), sin importarle mucho la reducción del déficit público o el endeudamiento, temas que por ahora no son sus prioridades. El presidente Trump quiere que sus asesores terminen lo más rápido posible el proyecto de ley de finanzas para reactivar la economía y la inversión privada, desde donde espera multiplicar miles de empleos.

Pero el presidente de los Estados Unidos no piensa sólo en su reforma fiscal, él está pelando en todos los frentes y en sus dos fronteras. Por un lado, aunque Canadá sigue siendo uno de sus socios estratégicos, económica y militarmente dentro de la Organización del tratado del Atlántico Norte (OTAN), no ha dudado en desatar la guerra de la madera para comenzar a calentar motores en sus disputas comerciales y con México en el sur, la pelea por las armadoras de autos.

Pero el presidente Trump va más lejos; si bien está dispuesto a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con México y Canadá, ha reafirmado que si los resultados de las negociaciones no favorecen a su país lo retirará del acuerdo comercial. A la vez, ahora amenaza iniciar la guerra del aluminio y poner un impuesto a las importaciones, tal como lo hizo con el acero la semana pasada, argumentando amenazas para la seguridad de los Estados Unidos.

La seguridad nacional, desde ahora será la nueva bandera del presidente Donald Trump para justificar el proteccionismo económico y, seguramente, para sacar a su país del TLCAN en el momento que lo decida. No sólo es la madera y el acero, ahora busca restringir las importaciones de aluminio y mañana no sabemos de qué otros productos, por lo que es evidente que el gobierno de México no debería de fiarse de él, ni tampoco seguir apostando al TLCAN, sino buscar mejores opciones para las productos que hasta ahora sólo tienen como destino a los Estados Unidos.

Por ahora, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos ha iniciado este miércoles pasado una investigación sobre el nivel de las importaciones de aluminio y las posibles amenazas a los intereses y la seguridad del país, por lo que cabe la posibilidad de aumentar los aranceles o imponer cuotas.

El presidente Trump está iniciando una guerra comercial de baja intensidad al iniciar su gobierno, es claro que no le interesa el libre comercio y está decidido a enfrentar a Canadá, México, China y cualquier otro país que considere que sus exportaciones hacia su territorio están destruyendo posibilidades de negocios y la creación de millones de empleos.

A 100 días del gobierno del presidente Donald Trump, aún hay escepticismo en el ambiente sobre su capacidad para conducir el gobierno de los Estados Unidos y dudas sobre la realidad de sus promesas; no obstante, sería iluso pensar que cambie en la posición que lo llevó al poder frente a sus electores. Será mejor esperar lo peor del gobierno de los Estados Unidos ahora y prepararse a sobrevivir sin su mercado.

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