Cuerpo a cuerpo entre Macron y Le Pen

En una fábrica en huelga

La ultraderechista se presenta en una factoría de Amiens justo antes de la visita del centrista
Es una factoría pequeña: 290 empleos en juego, más 100 temporales y un centenar más de la principal empresa proveedora. No importa el tamaño: Whirlpool es el nuevo símbolo de la angustia de millones de votantes ante los efectos del libre mercado europeo y de la apertura de las fronteras.
A ella la recibieron con sonrisas y selfies. A él, con humo y abucheos. Ella irrumpió como la protectora de la gente de la calle ante las fuerzas ciegas de la globalización. Él, como el exbanquero y exministro que carga con la imagen de hombre de la élite, más cómodo en los pasillos del poder que en el barro de los suburbios industriales.
“¡Conmigo, la fábrica no cerrará!”, proclamó Marine Le Pen, candidata al Elíseo del viejo partido ultraderechista del Frente Nacional ante los obreros en huelga de la fábrica de Whirlpool en el norte del país . “El resurgimiento de Francia tomará un tiempo y será difícil”, matizó Emmanuel Macron, candidato del nuevo partido centrista En Marche!
En una jornada caótica, salpicada de sorpresas y giros inesperados, los dos candidatos que se disputarán el 7 de mayo la presidencia de Francia, Le Pen y Macron, coincidieron en el mismo lugar. Ambos, movilizados por el mismo conflicto. Una fábrica de secadoras en las afueras de una ciudad de provincias del norte del país se convirtió ayer en el campo de la batalla personal e ideológica que decidirá el futuro de Francia y quizá de Europa.
Algunos lo llaman, con ecos bélicos, la batalla de la Somme. En este departamento se encuentra Amiens, ciudad natal de Macron y sede de Whirlpool. La multinacional de electrodomésticos ha decidido trasladar su producción a Polonia, donde el coste de la mano de obra es más barato y las leyes laborales más laxas.

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