Netanyahu planta al vicecanciller alemán

Países importantes en manos de gente autoritaria

Por reunirse con ONG pacifistas israelíes; Sigmar Gabriel advierte en Israel de que es “inconcebible” vetar encuentros con la sociedad civil
El jefe de la diplomacia germana —un político escasamente templado que no vaciló en alertar de la “amenaza” que suponía la llegada de Trump a la Casa Blanca o en acusar a Arabia Saudí de financiar al islamismo radical– replicó al ultimátum de Netanyahu en la televisión alemana. “Sería deplorable que la reunión fuese cancelada”, advirtió Gabriel. “Pero tampoco será una catástrofe para mí. He viajado a este país a menudo y tengo aquí muchos amigos. No va a cambiar mi relación con Israel”.
Benjamín Netanyahu, jefe del Gobierno y ministro de Exteriores de Israel, plantó ayer al vicecanciller y jefe de la diplomacia de Alemania, Sigmar Gabriel, que se encontraba en Jerusalén en una visita oficial en el marco de su gira por Oriente Próximo.
El desaire al principal socio diplomático, económico y militar del Estado hebreo en la Unión Europea se ha producido tras el ultimátum lanzado por Netanyahu, quien advirtió a Gabriel de que cancelara los encuentros que tenía previstos con ONG pacifistas israelíes críticas con la ocupación, ya que en caso contrario se iba a negar a recibirle.
El primer ministro israelí cumplió su amenaza. Cuando intentó telefonear al titular de Exteriores de Alemania para explicarle los motivos de su decisión, Gabriel rechazó la llamada.
El lunes era el Día del Recuerdo del Holocausto en Israel. Con toda la carga simbólica y emocional que tiene para un alemán, Gabriel -que convivió con un padre nazi hasta los 10 años– se había cubierto la cabeza con la kipá en el Museo Yad Vashem de Jerusalén.
Al abandonar el memorial por el genocidio de más de seis millones de judíos perpetrado por el régimen que gobernó en Berlín hace siete décadas, el dirigente socialdemócrata fue informado del ultimátum que le acababa de lanzar el primer ministro israelí.
La inusual represalia diplomática -planteada al ministro de Exteriores de un Gobierno que ha vendido recientemente a precio de amigo a la Armada israelí sus buques y submarinos más modernos- amenaza con enfriar las estrechas relaciones que ambos países mantienen desde hace 50 años, en los que Alemania ha tratado de saldar con creces su deuda histórica con el pueblo judío.

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