“Los que te ordenan disparar quieren salvar su dictadura”

Carta de Tintori a las fuerzas de seguridad

La esposa del preso Leopoldo López anima a las fuerzas del orden a desobedecer las consignas del Gobierno de atacar a los manifestantes. «Tu familia sufre los mismos horrores que todos los venezolanos»
Hermano soldado, policía y guardia nacional, tú antes que nada eres parte del pueblo venezolano. Padeces la misma crisis económica que padecemos todos los que protestamos, tienes familiares o amigos enfermos que no consiguen medicinas, haces largas colas para conseguir alimento, temes que el hampa asesine a tus hijos. Todo eso es injusto y despreciable.
Te escribo como madre y como hija, no como esposa de un preso político ni como activista de derechos humanos. Te escribo como venezolana, como una persona más del pueblo, con los mismos padecimientos y tristezas, con las mismas alegrías y anhelos de todos los que como tú y yo también han tenido el privilegio de haber nacido en esta sublime nación que es Venezuela.
Nuestra Venezuela, la tuya y la mía, con sus mares y ríos, con sus escarpadas montañas y sus pálidos desiertos, con sus llanos y sus nevados picos, como son sus calles empedradas, sus plazas y sus acogedores pueblitos. Nuestra Venezuela, que llevo tatuada no sólo en mi piel sino en mi alma porque respiro y respiraré, como tú, siempre en ella.
Aunque las circunstancias históricas nos han puesto en escenarios diferentes, en esta hora difícil estoy convencida de que son más las cosas que nos acercan y hermanan que las que nos distancian.
Venezuela, la madre, la patria, es la principal de ellas. Esta carta no es para hacer señalamientos, tampoco para levantar reproches, ni siquiera deseo hablarte del horror que son los crímenes de lesa humanidad ni de las nefastas consecuencias que supone para aquellos quienes los cometen. Esta carta es para que reflexionemos juntos como venezolanos (a secas), sin ideologías ni política, sin códigos legales ni rabias, como parte de una misma cultura, como parte de una misma tierra.
Ellos, quienes te ordenan que ataques a tu propia gente, a tus propios familiares y amigos, te usan como carne de cañón. Son unos criminales no porque lo diga yo, sino porque hay decenas de tribunales en el mundo que los están buscando por los crímenes que han cometido.

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