El país se le deshace al heredero de Chávez
● En una pancarta, una mujer escribió: “Pobre de aquel gobierno cuya única fuerza sean las armas”
“A eso se ha reducido el chavismo. La represión pura y dura para mantenerse en el poder a cualquier precio. Está dispuesto a matar a los venezolanos. A ellos tampoco la historia los absolverá de sus crímenes y atropellos”
Horas antes de que una vez más la oposición venezolana tomara las calles el gobernante Nicolás Maduro hizo una alocución amenazante en la televisión oficialista: la Fuerza Armada Bolivariana le había presentado el “Plan Zamora” para, según él, contener el supuesto golpe de estado que los opositores estaban urdiendo con el apoyo de Washington.
El “Plan Zamora” no era otra cosa que el mensaje intimidatorio a los ciudadanos. Maduro le estaba comunicando al pueblo que se emplearía sin miramiento la violencia con el fin de minimizar la presencia en las calles de la coalición opositora.
No es la primera vez que Maduro acusa a los parlamentarios de la oposición de estar detrás de un supuesto golpe de estado que igual tenía la bendición de Obama y ahora de la administración Trump.
En vísperas de la manifestación el Departamento de Estado de EU advirtió que le preocupa mucho la crisis en el país sudamericano, donde unos días antes el propio Maduro había prometido que le entregaría armas a milicias civiles para “defender” la revolución bolivariana.
A este comunicado se aferró el gobernante venezolano para asegurar que se trataba de la luz verde por parte de Washington para desestabilizarlo y culpó directamente al presidente del Parlamento, Julio Borges, de instar al golpismo.
A pesar de sus amenazas, su voluntad de armar a sicarios del chavismo y su nebuloso “Plan Zamora” cívico-militar, en un día festivo la oposición marchó (el miércoles) en todo el país y en distintas ciudades del mundo donde la diáspora venezolana se ha asentado huyendo del régimen despótico y fallido de Caracas.