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Víctimas del libre comercio o la globalización

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Se calientan los motores para la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 20 (G20), que se efectuará en julio próximo en Hamburgo, Alemania. La crisis económica mundial iniciada en 2008 ha desdibujado a los países desarrollados y ellos han querido hacer del G20 el Foro por excelencia para buscar acuerdos y superar la crisis, sin que lo hayan logrado hasta ahora.

 

En esta crisis, como lo hemos señalado, los países emergentes han quedado divididos frente a la crisis por el G20. Países como Arabia Saudita, Argentina, Brasil, China, Corea del Sur, la India, Indonesia, México, Rusia, Sudáfrica y Turquía, forman parte del G20, pero hay otros países emergentes como Chile, Venezuela, Hong Kong, Singapur y Taiwán, por ejemplo, que no están representados en se club selecto, el cual desde 2008 pretende reformar el sistema financiero internacional y poner nuevas reglas para todos.

 

El G20 no es una institución internacional como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional, nacidos de la convención de la ONU en Bretton Woods, en New Hampshire, Estados Unidos de América (EUA) en julio de 1944; sin embargo, se ha erigido en el medio para buscar soluciones a la crisis y ha menospreciado a la ONU y a la comunidad de naciones agrupada en ella.

 

Desde hace tiempo muchos países sugirieron llevar el debate sobre la crisis económica mundial a un foro internacional mucho más amplio que el G20 y la ONU, encabezada por el nicaragüense, Miguel d’Escoto Brockmann, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, organizó en junio de 2009 un foro para ello, pero sin el apoyo de los países ricos y los esfuerzos se diluyeron.

 

El 27 de marzo de 2009, la ministra suizo de economía, Doris Leuthard, señalaba que “nosotros hemos constatado que debemos encontrar nuevas posibilidades de llevar una discusión sobre la crisis… debemos propiciar esa posibilidad, pues el G20 no es una solución apropiada…tenemos necesidad de una solución más democrática, una plataforma más amplia de colaboración puede ser en colaboración con las Naciones Unidas… pues el G20 no es un organismo internacional que pueda decidir sobre la nueva arquitectura financiera y de soluciones a los problemas económicos que afectan al mundo actualmente, pues no agrupa más que 20 países, por lo que tales problemas deben ser tratado a nivel de los organismos internacionales”, como el FMI, la OMC y la ONU.

 

Ahora la crisis económica internacional ha propiciado la llegada al poder del presidente Donald Trump en los Estados Unidos y el resurgimiento del proteccionismo comercial, lo cual podría afectar al 80% del total de las exportaciones mexicanas que fluyen hacia los estados Unidos a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

 

Recientemente, tres instituciones multilaterales recuerdan en un informe conjunto los beneficios del libre comercio y tratan de hacer frente común al nuevo proteccionismo comercial y al levantamiento de barreras al comercio, después de años de luchar para derribarlas; pero sin obviar que la globalización no ha sido equitativa para todos y ha provocado víctimas, haciendo un llamado a los gobiernos para que las apoyen con medidas concretas.

 

El Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el Banco Mundial (BM) hacen un llamado en su informe conjunto a no repetir los errores del pasado y a favor del libre comercio. Es un llamado vibrante en favor del libre comercio del FMI, la OMC y el BM, el que han hecho es un informe conjunto publicado a penas este lunes pasado, titulado “Haciendo del comercio un motor de crecimiento para todos”, algo que parece más bien una consigna retórica que un objetivo realizable, pero que advierte de las desastrosas consecuencias de la Gran Depresión tras el cierre de las fronteras después de la crisis de 1929, lo cual creó las condiciones para la segunda guerra mundial.

 

El informe señala que la apertura del comercio desde el final de la Segunda Guerra Mundial, ha generado importantes ganancias de productividad, una mayor competencia, precios más bajos y un aumento general de los niveles de vida; precisa que el comercio ha reducido en dos tercios el precio promedio de la canasta de básica de los menos afortunados en los países ricos.

 

Por lo que, frente a los vientos en contra de la globalización, haciendo referencia a los Estado Unidos, Reino Unido y otros países en Europa, las tres instituciones internacionales llaman a los gobiernos a comunicar mejor los beneficios de un comercio abierto y la globalización,  todo frente a una opinión pública más escéptica.

 

Tal como lo ha señalado el presidente Trump en sus críticas al libre comercio, el informe habla sobre la de la pérdida de empleos en los países más industrializados como los Estados Unidos y Europa, los cuales están avanzando hacia la nueva industria desde hace años (aeronáutica, comunicaciones, robótica, biotecnología, digitalización, automatización, por ejemplo) con fronteras abiertas; pero sobre los cuales ahora se cierne la sombra del proteccionismo comercial.

 

El informe dice que la integración comercial ha sido una herramienta poderosa para aumentar el crecimiento y mejorar el nivel de vida de muchos países; sin embargo, algunas personas han sido abandonados en el camino en los últimos años, ya que la tecnología y la automatización han comprimido los salarios algunas regiones. Las tres instituciones están conscientes de que la globalización no ha traído la felicidad a todos por igual.

 

El informe exhorta a los gobiernos nacionales a ayudar a las víctimas de la globalización, para que se puedan adaptar al nuevo mundo del trabajo y a reintegrarse. La promoción de la movilidad profesional (con un énfasis en la infraestructura para una mejor circulación a través de asistencia financiera a cambio de vivienda, por ejemplo). El informe señala que en los Estados Unidos, la migración limitada de trabajadores de la estados federados sujetos a la competencia con China, se ha traducido en un aumento del desempleo, una disminución de la participación en el mercado de trabajo y salarios más bajos, por ejemplo.

 

Las tres organizaciones internacionales proponen que los gobiernos aumenten la ayuda a la búsqueda de empleo, a establecer redes de seguridad financiera para los desempleados, a reformar el sistema de educación para preparar mejor a los futuros trabajadores a integrarse en un mundo donde las competencias para el trabajo cambian con más frecuencia.

Pero, sobre todo, el FMI, el BM y la OMC, consideran que un fuerte sistema de comercio mundial, centrada en la OMC y sus reglas, sigue siendo vitales para el planeta, destacando la importancia del Órgano de Solución de Diferencias (OSD) de la OMC, el cual califican  como un poderoso instrumento para hacer cumplir las reglas del comercio internacional multilateral, pese a que hasta hoy ningún acuerdo de alcance universal ha concluido desde 1995, cuando se creó la OMC; lo cual hace de esos tres organismos una tarea titánica bajo la nueva visión del presidente Donald Trump apoderado de la Casa Blanca hoy.